jueves, 20 de octubre de 2011

RRETORNANDO AL PARAISO CAPITULO 16

GASTON:


Estoy intentando actuar como si ver a ROCIO con otro tipo no fuera gran cosa. He querido llamarla desde que regresé. Debí haberla llamado. No lo hice, y ahora ella está fuera con otro tipo. Tiene su pierna descansando sobre la rodilla de él, como una cría acunada en sus pegajosas manos.
¿Qué mierda?
¿Sabía el tipo que hace una semana atrás ella estaba acostada en una cama conmigo?
Cuando ROCIO mira hacia mí, arranca su pierna del regazo del tipo.
—¡ROCIO! ¡VICCO! —grita JAIME prácticamente a través de todo el bar. Él está parado junto a mí, batiendo sus brazos como si estuviera sólo en una isla desierta intentando llamar la atención de un barco pasajero. Nadie se ha perdido su presencia, eso es endemoniadamente seguro.
VICCO nos invita a acercarnos.
Me da un apretón de manos cuando alcanzamos su mesa.
—GASTON y JAIME, esta es mi novia y ese es ROBERTO, nuestro terapeuta físico.
RobertO sostiene sus manos hacia nosotros y da un apretón a la mía, y luego a la de JAIME. Le doy un fuerte, duro apretón para que sepa que yo no soy un pez muerto. El tipo está bebiendo cerveza, y se ve como si hubiera salido de una maldita portada de la revista GQ. ¿Ésta es la clase de tipos que ella está buscando, uno mayor que use vestimentas caras?
—¿Qué están haciendo aquí? —pregunta ROCIO, completamente confundida.
—Regresé.
—¿Has visto ya a MERY y a tú papá?
—Me estoy quedando con ellos —me detengo—. Por ahora. JAIME tuvo algunos problemas con su mamá, así que se está quedando en mi casa también.
Estoy intentando leerla, pero no puedo. El tipo con el que está parece sorprendido de que yo esté aquí. ¿Le habrá hablado ella de mí? Siquiera le importa una mierda que yo haya regresado, ¿o toda esa charla de que regresara a Paradise era solamente por el bienestar de mis padres y mi hermana?
—¿Por qué no se unen a nosotros chicos? —pregunta RobertO.
Linda forma de restregarlo por mi cara amigo. Él no tiene idea de que si intenta meter su lengua en la garganta de ROCIO en mi presencia, estaré sobre él como un pit bull.
—No, gracias.
JAIME ve un puesto vacío en el camino y se dirige hacia él.
—Bueno hablaremos luego —le digo a ROCIO. Sigo a JAIME y me deslizo junto a él en la mesa.
Como si la noche no pudiera ponerse peor, mis viejos amigos de secundaria caminan a través de la puerta. Observo a mi antiguo mejor amigo NICOLAS en ese mismo instante, el tipo que estaba viéndose con EUGENIA mientras yo estaba saliendo con ella. Ella estaba durmiendo con los dos y yo no tenía idea. Brian lo sabía, pero él era una mierda demasiado gallina para contármelo.
. Nosotros cuatro estábamos en el equipo de lucha juntos. Nos habíamos juntado desde el primer año en primaria. Intento no hacer contacto visual con los chicos, y en su lugar intento concentrarme en cualquier cosa sin sentido que esté saliendo de la boca de JAIME. Creo que él está recordando algo sobre lanzar a LUNA en el lago, pero difícilmente estoy escuchando, porque desde la esquina de mi ojo veo a NICO dirigiéndose hacia nosotros.
—Santa mierda, realmente eres tú —dice NICO, inclinándose sobre nuestro puesto y golpeándome en la espalda—. ¿Dónde has estado, hombre?
Intento pelear contra el sentimiento de camarería con NICO, pero no puedo. Fuimos mejores amigos por tiempo malditamente largo como para que pueda darle la espalda y pretender que no existe.
—Estuve en Chicago por un tiempo —le digo.. Este es JAIME. JAIME estos son mis viejos amigos.
.
—Hola, GASTON—dice OTRO, sacudiendo mi mano—. ¿Estás de vuelta, uh?
—Sólo por un tiempo — le digo.
—NICO, dale a GASTON las buenas noticias.
NICO mete sus manos en sus bolsillos.
—Sí, uhm, me voy a casar.
—Con EUGENIA —interviene, como si no pudiera mantener la lascivia dentro de su boca.
sostengo mi mano hacia Brian.
—Felicitaciones, hombre —le digo. Y es así. Pensé que él iría por la ruta de la Universidad primero, pero si esto es lo que él quiere, lo apoyo.
NICO sacude mi mano.
—Gracias GASTON. Eso es realmente genial de tu parte.
Asiento, y estoy feliz de que se haya acabado. El hielo se rompe NICO acerca una silla para sentarse al final.
Este es un pequeño grupo acogedor.
Hablando de pequeños grupos acogedores… deslizo mi mirada a ROCIO. Ella está teniendo toda clase de diversión con VICCO, el tipo ese RobertO, . Bueno, no exactamente diversión. Ellos sólo están hablando. No debería importarme una mierda. No me importa una mierda.
¿Qué tan viejo es ese tipo, de cualquier forma? Tiene una chaqueta deportiva como si estuviera a punto de emitir las noticias de las cinco, y está bebiendo su cerveza de un vaso en vez de la botella. El tipo es una diva.
—Así que ¿cuándo es la boda? —le pregunta JAIME A NICO
—En dos semanas —murmura NICO mientras se acerca la mesera. Después de que ordenamos, Brian saca su teléfono celular y comienza a enviar mensajes de texto. Para un tipo que se va a casar en dos semanas, no se ve demasiado feliz. De hecho, se ve como si estuviera profundamente deprimido. No dudaría que EUGENIA lo estuviera manipulando para que se casara con ella, excepto por el hecho de que desde que tengo memoria, EUGENIA ha estado obsesionada con dejar Paradise y mudarse a California. Ella siempre quiso ser una actriz o una modelo y solía burlarse de las personas que se graduaban de la secundaria de Paradise y se quedaban ahí todas sus vidas. Les llamaba basura perdedora.
Sólo estoy contento de no tener que llevar la conversación, especialmente porque sigo mirando hacia donde ROCIO. Oh, mierda. La sorprendí mirándome de vuelta. Nuestras miradas se trabaron entre los dos. —Me tengo que ir —dice NICO —,EUGENIA me recogerá.

Aparentemente EUGENIA  decide venir en lugar de sólo enviarle un mensaje, porque camina a través de las puertas y se dirige hacia nosotros. Sus grandes ojos azules enfocados en mí y su larga cabellera rubia perfectamente con estilo. Su maquillaje la hace ver más dura, no como la linda chica con la que comencé a salir cuando éramos más jóvenes. Ella fue mi primera novia seria, y con la que perdí mi virginidad también. Yo solía pensar que ella era la cosa más sexy que viviera.
—Pensé que me ibas a enviar un mensaje cuando llegaras aquí —dice NICO.
EUGENIA no rompe el contacto visual conmigo.
—Tenía que ver si era verdad —ella humedece su labio superior y me lanza una de sus demasiado-familiares-miradas sexies—. Así que… GASTON está de regreso. Otra vez.
—Hola, EUGE —le digo—. Oí que tenía que dar mis felicitaciones.
Ella mira hacia abajo al anillo en su dedo y el pequeño diamante.
—Gracias.
—¿Estás lista? —pregunta NICO, tomando su mano.
EUGENIA separa su mano del agarre de NICO..
—¿Puedo hablar con GASTON por un minuto?
NICO me mira, y luego la mira a ella.
—Sí, supongo que sí. Pero pensé que habías dicho que estábamos retrasados para la prueba del pastel.
—Está bien —es su respuesta—. Necesito hablar CON GASTON primero.
—Estaremos de regreso en un momento —le dice EUGENIA A NICO—. Espera aquí.
Ella se dirige a la salida, y no se detiene hasta que estamos junto a la acera del aparcamiento.
—No puedo creer que hayas regresado —dice ella.
Le digo la verdad.
—Necesitaba atar algunos cabos sueltos.
— ¿Soy yo un cabo suelto? Porque juro, que todo lo que he hecho desde que te fuiste ha sido pensar en ti y en mí. ¿Pensaste tú en mí?
Estoy confundido. ¿Por qué está sacando ella el tema de nosotros cuando fue ella quién me engañó?
—¿Por qué te vas a casar con NICO? Porque ninguno de ustedes dos parece muy feliz con eso. Sé de hecho que después de la graduación te morías por dejar este lugar e irte a California, y NICO estaba listo para irse a Notre Dame.
EUGENIAcruza sus brazos alrededor de su estómago.
—Estoy embarazada, Caleb.
Mierda. ¿Embarazada? No vi eso venir, a pesar de que supongo que la evidencia está justa frente a mi cara. EUGENIA no está usando una de las camisetas apretadas que se apegan a su cuerpo que son parte de su firma. Ella está usando una camiseta suelta con una chaqueta ligera.
Las lágrimas comienzan a anegar sus ojos, haciendo que sus pestañas brillen. Cuando ella parpadea y la máscara negra cae a través de su mejilla junto con una lágrima, no sé qué decir.
—Lo siento —digo suavemente.
—NICO ni siquiera quiere postular a la Universidad, GASTON. Él quiere hacerse cargo de la carnicería de su papá. ¿Puedes imaginarme quedándome en Paradise como la esposa de un carnicero?
Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. Mantengo mis manos lejos de ella, porque demonios, no quiero que NICO salga aquí y piense que estamos a punto de comenzar algo. Y no quiero que ROCIO me vea aquí con EUGENIA tampoco.
Fue una mala idea salir aquí con ella. Tomo sus muñecas y desenvuelvo sus brazos de mi cintura.
—EUGE… mierda, ¿por qué no sólo usaron un condón o algo? Nosotros siempre fuimos cuidadosos.
—Sí, bueno la próxima vez que un tipo dice que promete sacarlo antes de terminar recordaré que eso no es efectivo como control de natalidad.
Ella envuelve sus brazos a mí alrededor otra vez. Nosotros salimos por alrededor de dos años, pero no tiene nada que me ate a ella ahora.
También sé que EUGENIA puede pasar del acto de damisela-en-desgracia a diva-con-una-agenda en cuestión de segundos.
Ella entierra su cabeza en mi pecho.
—Llévame contigo —creo que la oigo decir.
—¿Qué?
Ella mira hacia arriba con sus ojos azules muy abiertos y pestañea con sus largas pestañas.
—Tómame de regreso,—dice ella—. Nunca he dejado de amarte.

ROCIO:

Vi a EUGENIA y a GASTON irse juntos del restaurante, pero no esperaba encontrármelos abrazados íntimamente en el estacionamiento. Mientras caminábamos afuera no pude evitar quedarme mirándolos.
EUGENIA está mirando a GASTON. GASTON la está mirando a ella.
De repente, no me siento bien.
Si él acerca su cabeza un poco más, ellos van a besarse. Miro hacia el suelo de gravilla. Si él la besa, yo podría terminar lanzándoles una roca.
Para ya, ROCIO.
Está bien, necesito controlarme. GASTON y yo nos alejamos amigablemente. Por encima de todo, somos amigos. Y me siento aliviada de que finalmente haya regresado a Paradise porque su familia lo necesita.
Regresamos a mi casa y conversamos durante un rato, hasta que RobertO comienza a bostezar y VICCO los lleva a él y a SU NOVIA a casa. Mientras me estoy despidiendo de ellos, EUGENIA  llega en su pequeño auto deportivo y se estaciona justo en frente de la casa de GASTON. Ella sacude su cabello rubio hacia su espalda con un delicado movimiento de muñeca. Las hebras caen en perfectas ondas a los lados de su rostro y terminan en perfectos rulos en las puntas.
Ella ni siquiera mira en mi dirección cuando camina hacia la puerta de GASTON y toca su timbre en medio de toda su sexy gloria.
Trato de no prestarle atención mientras él abre la puerta y la deja entrar, pero no puedo evitarlo. Los viejos hábitos son difíciles de dejar atrás.
Después de que vicco se aleja con Roberto y su novia, tengo la urgencia de tocar el timbre de la puerta de GASTON y luchar por él como Lou está haciéndolo por mi madre.
En su lugar, me siento en los escalones de la entrada a mi casa y pienso. Y espero.
Y espero.
¿Qué es lo que estas esperando, ROCIO? Me pregunto a mí misma.
Me paro y me dirijo hacia adentro sintiéndome rebelde. Me alisto para irme a la cama, entonces miro hacia afuera. El auto de EUGENIA sigue parqueado afuera.
Maldición.
Hablo con mi madre sobre lo que hice esta noche y miro hacia afuera de nuevo.
Por supuesto, el auto deportivo sigue allí.
Doy vueltas toda la noche, resistiendo las ganas de mirar fuera de mi ventana, y confirmar si EUGENIA ha pasado la noche con él.
Justo ahora, desearía que GASTON y yo no viviéramos al lado del otro.
En la mañana el auto se ha ido. GASTON está sentado en su porche cuando yo salgo, camino al súper mercado.
—Hola —digo secamente cuando él me ve.
—Hola —responde él.
Me dirijo hacia mi auto.
—¿Pasaste una buena noche?
—Sip. ¿Tú?
—La mejor. RobertO es increíble.
—¿Estás tratando de ponerme celoso?
—¿Por qué? ¿Te sientes celoso?
—No me gustó ver sus manos sobre ti.
—El es mi terapeuta físico —digo yo—. Simplemente estaba tocando mi pierna.
GASTON salta de su porche y se dirige hacia mí.
—No importa, sigue sin gustarme.
No puedo evitar preguntarle.
—¿Qué fue lo que realmente te hizo volver a Paradise? ¿Fue por EUGENIA?
—No, fue por JAIME, mis padres, mi hermana —él se encoje de hombros—. Por ti.
—¿Podemos caminar un poco? —pregunto, guardando mis llaves en mi bolso. Sin hablar, avanzamos uno al lado del otro. Instintivamente, nos dirigimos hacia el Parque Paradise.
—Yo estaba lista para dejarte ir. Había decidido seguir adelante.
—Lo sé.
—Y entonces te vi abrazando a EUGENIA anoche. Cuando la vi entrando a tu casa… nunca me había sentido más posesiva en toda mi vida.
—No tienes por qué —dice él—. Ella va a casarse con NICO en dos semanas. Están comprometidos.
—Creo que ella aún quiere estar contigo.
—Bueno, eso no va a pasar. Anoche no pasó nada. Hablamos. Eso fue todo.
Nos detenemos cuando llegamos al gran roble. GASTON y yo nos besamos aquí por primera vez. Nunca olvidaré cuan sola y perdida me sentía hasta ese beso. Ese beso me cambió.
Él me cambió.
—Este es nuestro árbol. Lo sabes.
—Tú solías escalarlo hasta que te partiste el brazo cuando te caíste. Yo estaba mirándote desde lejos cuando pasó —me rio de repente—. Yo siempre te estaba mirando. Tú me gustaste durante tanto tiempo.
—¿Por qué?
—Porque tú eras popular, inteligente y guapo y no te daba miedo nada ni nadie. Cuando MERY y yo te obligábamos a ver nuestros shows de baile, tú pretendías estar interesado. Nunca fuiste egoísta. Cuando te echaste la culpa por la estatua del búho de tu madre que yo rompí, te convertiste en mi héroe. Adoraba observarte, incluso cuando en ese entonces tú no me notabas.
—¿Y ahora?
Me siento en el suelo con mi espalda apoyada contra el árbol.
—Sigo sin poder quitar mis ojos de ti. Dios, si mi madre supiera que estoy aquí contigo admitiendo lo que acabo de admitir, tendría un ataque.
—¿Quieres saber que descubrí anoche?

—¿Qué extrañas tener a EUGENIA en tu vida?
—No —él se arrodilla en el suelo. Frente a mí—. Extraño tenerte a ti en mi vida. Tú eres mi mejor amiga, ROCIO. Llámame loco, pero quiero que seas mi novia…
Oh, Dios, cuantas veces soñé con este día. Pero ahora es demasiado tarde, ¿verdad? Me acerco, y tomo su hermoso rostro entre mis manos.
—GASTON, me voy en dos semanas. Voy a estar lejos durante casi un año.
—Lo sé. Pero ahora mismo estamos aquí. ¿Verdad?
Él se ve determinado, como si estuviera seguro de que podemos hacer esto.
—¿Por qué no probamos ser una pareja durante las próximas dos semanas? No pensemos en lo que va a pasar después de eso. ¿Qué dices, ROCIO?

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