jueves, 20 de octubre de 2011

RETORNANDO AL PARAISO CAPITULO 17

GASTON.
Después de que le pedí a rocio que fuera mi novia, ella lucía nerviosa.
—¿Qué hay sobre tus padres, mi mamá… y mery? —sus cejas se fruncen con preocupación. Rocio y yo no somos nada como Eugenia y nicolas. Creo que mi antiguo mejor amigo y mi ex novia se hacen más débiles el uno al otro. rocio y yo juntos somos un equipo fuerte. —Les diremos sobre nosotros. Sus ojos se amplían. —¿Recuerdas cuan molestos estaban la última vez? No puedo. —Tal vez tú no puedas, pero juntos podemos —me inclino y la beso en los labios—. No tengas miedo.
Cuando me alejo, nuestros ojos se encuentran. Esta es la chica de la que extraigo fuerza. Ha conseguido más poder de lo que piensa, y me enseñó la definición de resiliencia2 Una pequeña sonrisa cruza sus labios. —¿De verdad crees que podemos hacerlo? —Sí, lo creo —Por ahora, lo hago.
En la tarde, decidimos encontrarnos en el parque después del anochecer. rocio todavía está nerviosa sobre contarles a las personas sobre nosotros. La luz de la luna brilla sobre su hermoso rostro mientras se acerca a mí. Pongo mi brazo a su alrededor y caminamos en silencio. —¿Qué va a pasar después de que me vaya a España? —finalmente pregunta.
Su viaje es como tirar una llave inglesa al plan de novia3. Pero ¿no puedo simplemente vivir el presente y no preocuparme sobre el futuro? —No lo sé, supongo que lo averiguaremos por el camino.rocio junta de golpe sus labios y mantiene su barbilla alta. Parece lista para un desafío. Por primera vez desde siempre, siento como que soy capaz de estar en Paradise. Acaricio su hombro y lentamente arrastro mis dedos por su brazo hasta que nuestros dedos se tocan. Adoro cuando la toco y escucho su respiración más fuerte y más rápida. Es totalmente excitante. Me hace querer ver cuánto puedo complacerla. —Desearía que regresáramos a la cabaña en este momento. —Yo también —susurra—. Te besaría toda la noche. Me rió entre dientes. —Tengo que ser honesto contigo, rochi. Trataría de hacer mucho más que besarnos. Me gusta simplemente estar con rocio, hablar con rocio, hacer cosas con rocio… pero también me gusta perder el tiempo con rocio. Me vuelve loco que no se dé cuenta de cuánta atracción sexual tiene. Eso trae una tímida sonrisa a su cara. —Me gustó lo que hicimos en la cabaña. Fue difícil dejarte en la mañana. —Dime lo que te gustó. Tú sabes, así lo sabré para la próxima vez. —Soy demasiado vergonzosa —miro cuando se mordisquea el labio, entonces levanta su cabeza hacia un lado, pensando. Ella se da la vuelta para encararme—. Uhm… ¿qué pasa si te lo muestro? Esta chica nunca deja de asombrarme. Mientras más cómoda está con nuestra relación, más sale su espíritu lleno de vida. —Muéstrame.
Sin dudar, se inclina hacia adelante y lleva su cara directamente en frente de la mía. Esperando que nadie pueda vernos, agarro su trasero y la levanto contra el árbol.
—¿Estás bien? —murmuro.
—Mmm —sus piernas instintivamente van a mí alrededor, y me presiono contra ella mientras gime contra mis labios.
Maldición, sus besos son calientes y sexys. Siento su energía y su ansiedad como si fueran mías. Definitivamente no tengo que esperar mucho esta vez para que su lengua salga y juegue con la mía. Cuando sus suaves manos alcanzan bajo mi camisa y juegan con la pretina de mis vaqueros, se siente tan diferente a lo que ha sido con cualquier otra chica. Seguro, deseo a rocio. Pero me pone nervioso, porque también la amo. La amo por todo lo que es y quiere ser. Me desafía a perdonar a otros. Es mi mejor amiga. Ese pensamiento es humillante.
—Consíganse un cuarto —escucho decir a una voz detrás de mí.
Maldición. Un día rocio y yo vamos a conseguir algún tiempo a solas, incluso si tengo que ahorrar dinero para llevarla al Lago Geneva o a Rockford por un fin de semana como solían hacer mis padres.
Doy un gruñido frustrado cuando miro al engendro de Satanás, que solo puede ser llamado jaime. A quien no estaba esperando era a mi viejo compañero de celda Julio que estaba de pie detrás de él.
Gentilmente suelto a rocio y permanezco en frente de ella. En un penoso intento de protegerla de las burlas de jaime, pero fuimos pillados en una clase de posición comprometedora.
—Hey, ¿qué estás haciendo aquí? —le pregunto a Julio.
—Pensé en devolverte una pequeña visita.
Asumí que volvería a Chicago cuando fuera soltado, para ver a su familia y salir con viejos amigos. Realmente nunca creí que vendría a verme.
Oh, hombre, ¿qué va a pensar rocio de Julio? Estoy un poco agradecido de que esté oscuro, así no ve todos sus tatuajes. Su cabeza afeitada lo hace ver como un tipo rudo, pero sus locos tatuajes son aún más intimidantes.
—rocio, este es Julio. Compartimos una celda cuando estaba en el DOC.
—Gusto en conocerte —dice rocio, extendiendo su mano y sonriendo.
Julio le da un golpe con la mano y la sacude como si fuera de sus chicas del barrio. Estoy divertido de que ella ni siquiera parezca perturbada. Julio asiente a nuestra obvia apariencia despeinada. El cabello de rocio es un lio por pasar mis dedos por él, y creo que de algún modo se las arregló para conseguir bajarle la cremallera a mis pantalones sin ni siquiera darme cuenta.

—Disculpa por interrumpir lo que sea que ustedes dos estaban haciendo… o por hacer. Siempre que tenga un grupo de séquitos, bien puedo imponer una línea. —La próxima vez, si cualquiera de ustedes me ve besándome con mi novia, simplemente finjan que no existimos y se van. —¿Novia? —pregunta jaime—. ¿Desde cuándo se convirtió en oficial? —Desde ahora —dice rocio. —No puedo creer que hayas venido aquí solo por una visita —le digo a Julio. Julio, como siempre luce y actúa genial. En su vecindario, los chicos tienen miedo de echarlo a perder alrededor de tipos que tienen una forma de andar arrogante. Juegas el juego y no interfieres con él. —Sabes que no me gusta tomar nada de nadie, pero necesito un lugar para quedarme. Si solo estuviera sobre mí, no hay problema. Julio no es tan loco como parece, y estar aquí es un signo de que está rompiendo los lazos con su pandilla. —Tengo que preguntarle a mi papá. Encontraremos una solución. Caminamos hacia mi casa. Todo el tiempo estoy pensando sobre cómo voy a darle la noticia a mi papá de que hay otro amigo mío que necesita un techo sobre su cabeza. Demonios, justo estaba consiguiendo prepararme para darle la noticia de que rocio y yo somos pareja. Ahora tengo que lidiar con Julio necesitando un lugar para quedarse. Me siento como un intruso o un invitado en mi propia casa, como sea. Llevar a un segundo chico al azar para quedarse puede causar que mi papá se vuelva loco. rocio aprieta mi mano. En un mensaje silencioso de que todo estará bien. De algún modo le creo. Al final todo estará bien. Pero la valla tiene que ser saltada primero. Cuando llegamos a mi casa encontramos a mi hermana viendo la televisión en la sala de estar. Parece sorprendida cuando los cuatro entramos. —Hola —dice mientras apaga la televisión. Su atención inmediatamente va hacia Julio.
—hola—dice, asintiendo hacia ella.
4

—mery este es Julio. Julio, mery.
—Hola —dice ella.
—¿Dónde está papá? —le pregunto.
—Mirando la televisión en su cuarto o durmiendo.
—Volveré enseguida —les dije a todos, luego subí los escalones de dos a la vez y toqué la puerta de la habitación de mis padres.
—Pasa.
—Hey, papá.
—¿Te divertiste esta noche? —pregunta.
Pienso en rocio y en mí. No sé lo que nos espera en el futuro, pero me siento bien con eso. Me siento mejor de lo que nunca me he sentido sobre nosotros, de hecho.
—Sí. Me divertí, gracias. Escucha, tengo que pedirte un favor. Este chico con el que me alojé en el reformatorio está de pasada —aclaro mi garganta, porque ya no sé como continuar para pedirle otro favor a mi papá—. Necesita un lugar para pasar la noche.
—¿Por cuánto tiempo? —pregunta Papá. No puedo leer su reacción, así que voy con cuidado. Estoy a su misericordia aquí. Es su casa. Apenas antes de que dejara Paradise había dicho que o seguía sus reglas o me iba. Me fui, porque no podía fingir ser el hijo perfecto cuando claramente no lo era.
—No lo sé. Algunos días, tal vez.
—Tenemos objetos de valor. A tu madre no le gustaría, gaston,
—Mamá no está aquí —le digo.
—¿Qué hay sobre mery? —dice papá—. Ella es casi tan frágil como tu madre.
El piso cruje, alertándonos que alguien más está en la habitación. Es mery.
—Deja que se quede, Papá.
—¿Por qué?
—Porque es lo correcto. Necesita un techo sobre su cabeza, y nosotros tenemos uno —ella me mira y me da una pequeña sonrisa, como si estuviéramos juntos en esto.
—Bien. Puede quedarse —me dice—. gaston, te hago responsable si algo es robado. Y solo puede quedarse unas noches y eso es todo. Aunque su madre no esté aquí ahora, esta es nuestra casa y tenemos que respetar la forma en que ella querría que fuera.
—Gracias, papá —estoy a punto de bajar por las escaleras, pero tengo que sacar algo de mi pecho primero. Miro a mery, luego a mi papá—. Solo quiero que ambos sepan que rocio y yo vamos a estar pasando un montón de tiempo juntos las próximas dos semanas.
—No creo que eso sea una buena idea —interviene mi padre—. Ella es la razón por la que fuiste a la cárcel, gaston.
Miro directamente a mi hermana y digo.
—rocio no es la razón por la que fui a la cárcel, Papá. ¿Cierto, mery?
—No sé de lo que estás hablando —masculla Mery  Se retira rápidamente y desaparece por el pasillo.
—¿Qué estás pensando, gaston? —pregunta mi papá—. Estás poniéndote a ti mismo en problemas por jugar con rocio. Estás arruinando tu vida.
—Estás equivocado, Papá. Estoy tratando de arreglarla.

Rocio:
estoy haciendo la colada en la mañana cuando suena el timbre. Cuando abro la puerta, gaston está de pie en mi porche con una taza humeante en las manos.
—Hice café —dice, tendiéndomela—. Me olvidé de cómo te gustaba, así que le puse un poco de leche y azúcar. Si tuviese el dinero, habría salido a comprarte algunas cosas para acompañar.
—No las necesito. Ya lo sabes —siento que todo está yendo perfectamente a su lugar, y me da miedo. Agarro la taza y lo invito a pasar—. Tú no necesitas hacerme el café en absoluto.
—Yo quería. Además, me imagino que podemos hablar con tu madre y, ya sabes, darle las noticias acerca de lo nuestro.
—Ella ya está en el trabajo —le digo mientras él lleva la cesta de la ropa a la sala de estar—. Los domingos por la mañana tienden a estar más ocupados en el restaurante.
Todavía no estoy segura de cómo va a reaccionar mi mamá cuando ella no sólo se dé cuenta de que gaston está de vuelta en Paradise, sino que también somos pareja.
Una pareja.
Todavía estoy tratando de acostumbrarme al hecho de que hemos decidido hacer las cosas oficiales. Es raro que él esté aquí, en mi casa, y que me traiga café porque pensó que querría.
—¿Todo fue bien ayer por la noche después de que me fui? —le pregunto mientras saco una camiseta y la doblo.

Él se apoya en el borde del sofá, observándome. —Le dije a mi papá y a mery sobre nosotros. Dejo de doblar y me agarro a mí misma. —¿Qué dijeron? Se encoge de hombros. —No importa. Sí que importa. Pero sé que lidiar con su familia es un tema difícil, así que no lo presiono más. La última cosa que quiero es causarle más estrés. Él está tratando lo suficiente con lo de su vuelta a Paradise. —¿Cuáles son tus planes hoy? —tomo la taza y bebo el café caliente y suave. Tiene un toque de vainilla. Miro a gaston por encima del borde, desearía que el tiempo no corriese cuando estamos juntos… Cuanto más juntos estamos, más quiero estar con él. —Me preguntaba si quieres ir a pasar el rato —dice. —Claro. ¿Qué quieres hacer? Sé que jaime y Julio se están quedando contigo, así que estoy segura de que no puedes abandonarlos todo el día.
—Vamos a jugar. Ya sabes, golf con disco5. —¿golf con disco? —nunca he jugado  antes. Ni siquiera estoy segura de poder jugar debido a mi cojera—. ¿Por qué no van tú y los chicos a jugar a eso, y nos encontramos nosotros después? gaston niega con la cabeza. —rochi tú vas. Es algo parecido a una cita. Jugaremos en parejas. —¿Algo como una cita? —Sí. Prepárate, porque nos encontraremos en el campo a las once. —Nunca antes he jugado. Vamos a perder. —Ya me parecía. Instintivamente le tiro lo que estoy doblando. Ups. Un par de bragas, las captura con una mano y las sostiene. Son de un color neutral, sin ningún tipo de diseño. —Por favor, di que estas son de tu mamá.
5
—Son mías.
Una de sus cejas se levanta.
—rocio, se supone que las bragas son sexys. Estas no. Espero que tengas una de cada color para llevar a España.
Se las arrebato y las tiro a la parte inferior de la cesta.
—¿Qué pasa con mi ropa interior?
—No es sexy.
—Es cómoda.
Eso hace reír a gaston.
—Sólo estate lista a las once. Disfruta el resto del café antes de que se enfríe.
Una hora más tarde, está de vuelta para recogerme. Él tiene un montón de discos en una mochila. Me trago mi inseguridad de jugar porque gaston se ve ansioso de unirse a ellos.
Para mi sorpresa, luna y Mery  vienen con nosotros, así como jaime y Julio. Es genial ver a luna, pero... ¿ella y jaime son pareja? Están discutiendo sobre algo, y mery y Julio están caminando por delante de nosotros, obviamente, teniendo una conversación privada y seria.
Supongo que todos somos un montón de parejas que no concuerdan realmente.
—¿Dónde está daniela? —pregunto .
—Mi madre la llevó al médico hoy para una ecografía —explica luna—. Esperamos que tenga una niña. Los chicos son brutos. —ella gesticula hacia jaime—. Mi caso es un buen ejemplo.
—Explícame como se juega —le digo a jaime, desviando la discusión.
—Es simple. Es como jugar al golf, pero con discos en lugar de pelotas de golf. En vez de dieciocho hoyos de golf, hay dieciocho cestas de metal. El objetivo es hacer la menor cantidad de intentos para cada canasta. ¿Lo entiendes?
—Eso creo.

Gaston toma mi mano con la suya mientras caminamos al parque. Ni una sola vez me siento como si estuviera frustrado porque no puede moverme más rápido. De hecho, todo el mundo desacelera su ritmo para que coincida con el mío.
Sólo mery parece incómoda. Cada vez que mira hacia mí mientras camino, rápidamente mira hacia otro lado. Ella sabe que yo sé que ella fue quien me golpeó, pero no hablamos sobre ello. Sé que hablar de ello sacaría las heridas abiertas de ambas, así que evito el tema.
¿Estoy furiosa porque mery me atropelló? Sí, pero no puedo cambiarlo, y sé que ella no lo hizo a propósito. Me tomó mucho tiempo aprender a aceptar lo que me pasó. Eso solía comerme todos los días. Estaba furiosa y alterada y sentía tanta lástima de mí misma que casi dejé de recordar de qué se trataba la vida.
Entonces gaston salió de la cárcel, y aprendí que valía la pena vivir. Él me hizo darme cuenta que debía dejar de vivir en el pasado y disfrutar del presente, no importa qué. Por ejemplo, todavía puedo jugar al tenis, el deporte que siempre he amado con pasión, sólo tengo que jugar de manera diferente ahora. No puedo correr, pero todavía puedo golpear la pelota con la raqueta.
Aprendí a aceptar el accidente y el resultado del mismo. El mayor problema es que mery sigue luchando con su papel en lo que pasó esa noche.
Me gustaría que ella confesara y dijera al mundo que ella fue quien me golpeó, pero hacer eso tiene consecuencias importantes. No estoy segura de que ella esté lista para esas consecuencias. Podría nunca estarlo.
En el campo de gaston me entrega tres discos.
—Uno es para largo alcance, uno es para alcance medio, y este es un palo para golpear los discos, sólo úsalo cuando estés cerca de la cesta.
—Lo tengo.
—Para que lo sepas, jaime, esta no es una cita —luna dice.
—Entonces, ¿qué es?
—Soy yo sintiendo lástima por ti, porque eres un perdedor.
jaime lanza su disco en el aire y lo atrapa.
—Está bien, luna, por tanto si soy un perdedor no te importará hacer una apuesta conmigo. Si gano, reconocerás que esta es una cita y tienes que prometer gritar desde tus pulmones que soy un maldito semental y que tuviste un flechazo conmigo desde que me conociste.
—¿Y qué si yo gano? —luna pregunta, frotándose las manos. Hay fuego en sus ojos.

—Ponle nombre a tu precio.
Hago una mueca de dolor. Tengo miedo de que luna y jaime se desafíen entre sí, porque siempre que están involucrados es seguro que haya drama y locura.
—Si gano —luna dice—, tienes que venir a mi casa y limpiar mi cuarto... y todos nuestros baños. Durante una semana —cruza los brazos sobre su pecho, luciendo muy satisfecha de sí misma.
—Muy bien —dice jaime.
—Bien —dice luna—. Vamos a estrecharnos las manos.
—Oh, no. Vamos a besarnos.
Él pone su brazo alrededor de su cintura y la atrae hacia adelante. Pensé con certeza que luna le daría una cachetada o un rodillazo en la ingle, pero no lo hace. Ella le devuelve el beso. Me volteo, porque es baboso y ellos hacen ruidos que sólo deben hacerse en privado.
—Puaj, acabo de perder el apetito —Julio se mete en la conversación mientras observa a luna y jaime besuquearse—. Sepárense antes de que mery y yo los abandonemos y nos vayamos a otra parte.
Cuando él dice eso, eugenia aparece caminando en el campo .
—Hey —dice ella—. Siento llegar tarde.
Me aparto de gaston.
—¿Tú la invitaste?
—Sí —él dice—. Lo hice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario