estoy sentada enfrente de una chica de cabello rubio teñido y raíces oscuras.
―Soy rocio ―le digo a ella.
―Entonces, rocio, ¿Cuál es tu historia? ―ella pregunta impacientemente, totalmente desinteresada.
Le cuento como fui atropellada por un coche en un accidente de golpea-y-corre y pase un año en el hospital y la rehabilitación. Su mirada se vuelve ausente y llega a un punto en el que pienso que ella puede estarse quedando dormida.
Cuando le explicó que no logre adaptarme al regresar para comenzar el último año de preparatoria, ella pregunta:
―¿Se supone que eso me haga sentir apenada por ti? Escucha, tengo más con que lidiar que una pierna rota. Mi papá es un borracho, y mi mamá nos abandonó hace cinco años. Yo realmente no voy a llorar por tu cojera, así que tú mejor deberías guardar el aliento y el resto de tu historia para alguien que realmente de una mierda por ello.
No logre dormir mucho anoche. Gaston no me dirige la palabra. Estoy malhumorada y mis nervios están de punta. Si esta chica no quiere tener algo de simpatía, bien. Pero eso no significa que yo me voy a quedar aquí sentada mientras ella me trata como si fuera una idiota.
―Escucha tú ―digo yo, luego me inclino sobre la mesa para obtener toda su atención y para asegurarme de que me escuche alto y claro―. Solo porque has tenido una mala vida familiar no significa que tengas derecho de sentarte allí y ser maleducada.
―Seguro que sí lo hace ―ella golpea de vuelta―. Apuesto que tienes padres con dinero.
―Mi mamá trabaja como mesera en una cafetería.
―Bueno, pues apuesto que tu papá no es un borracho.
―No sabría decirlo ―le digo a ella―. Mi papá abandono a mi mamá. No lo he visto en años. Oh, y se me olvidó mencionar que me enamore del tipo que fue a la cárcel por atropellarme con su coche. En primer lugar no se suponía que yo hablara con él. Entonces vino en este viaje, pero ahora, otra vez no me está dirigiendo la palabra y se supone que yo pretenda que solo somos amigos y tengo miedo de perderlo aunque sé que eso es estúpido porque siento como si ya lo he perdido… y nada de eso habría sucedido si nosotros no hubiéramos estado en un imprudente incidente automovilístico. Así que en cuanto salgas de este lugar, por favor no conduzcas de forma imprudente o podrías terminar con una discapacidad permanente, sin novio y rechazada en la escuela.
En vez de la chica que estaba quedándose dormida o con una mala actitud, ahora me está mirando con los ojos bien abiertos.
―Muy bien. Tienes un punto. Lo capto.
―Gracias ―le digo, y es enserio.
. Me
pregunto si hay algún momento en el que ellas no estén siendo observadas o evaluadas. Pienso en gaston, él me dijo que odiaba ser observado por los guardias cada segundo del día. Me pregunto cómo lo estará soportando, volver a estar en este lugar. .
--Despídanse y alinéense en la puerta.
―Sí, pues, supongo que fue bueno conocerte ―dice la chica―. Las chicas que no tienen visitas son la que consiguen venir a hablar con ustedes. Apesta cuando es día de visita y nadie dice tu nombre porque alguien vino a verte, así que, eh, gracias por estar aquí ―ella se aclara la garganta―. Soy Vanessa. Mis amigos en casa me llaman V, pera para ser honesta yo ya no tengo amigos.
Levanto la mano. La Srta. se acerca a nuestra mesa.
―¿Hay algún problema? ―ella pregunta.
―No ―me apresuro a decirle―. Solo quería saber si puedo obtener la dirección de Vanessa… para que podamos ser amigas por correspondencia.
El severo rostro de la Srta. se suaviza.
―Eso estaría bien. Te daré la información antes de que dejes el edificio.
―No tenías que hacer eso ―dice Vannesa cuando la Srta. se ha alejado.
―Lo sé.
Vanessa sonríe, la primera sonrisa que le he visto desde que ella entro a la habitación.
―Está bien,rocio. Y si llegas a escribirme, prometo responderte. Solo no esperes palabras elegantes.
―Es un trato.
―Y solo para que lo sepas, no creo que seas un fenómeno. De hecho, eres una de las chicas más geniales que he llegado a conocer.
Yo sonrió
―Soy un bicho raro ―le digo.
―No. No lo eres ―ella me apunta con el dedo―. rocio tú eres una chica genial. No lo olvides.
¿Una chica genial?
―Nadie me ha dicho antes que soy genial
―Eso es porque no actúas como tal. Si piensas que eres genial y actúas como si fueras la mierda, todo el mundo te empezara a tratar como a una chica ardiente. ¿Entiendes lo que quiero decir?
―Creo que sí.
―No pierdas un solo día pensando que eres un bicho raro, si ese es el caso, mejor podrías estar encerrada aquí como yo.
Antes de que Vanessa salga, mira hacia atrás y me da un pequeño asentimiento de despedida.
De acuerdo con Vanessa, mi cojera y mis cicatrices no importan. Soy una chica genial. Solo tengo que empezar a creerlo.
Todo nuestro equipo de un Re-COMENZAR esta callado cuando dejamos el DOC.
Yo me dirijo hacia la parte trasera donde gaston normalmente se sienta, pero cuando él me ve, se desliza dentro del puesto de enfrente al lado de luna
gaston parece realmente distante desde que dejamos el centro de detención. Me pregunto qué pasó con él en el lado de los chicos de la cárcel. Aunque no lo
averiguo, porque gaston pasa el resto de la velada solo en su habitación. camilo lo llama al área social para la cena.
―Yo solo voy a agarrar algo más tarde del refrigerador ―él dice. Cuando estamos por ver una película en la sala, echó un vistazo y lo veo recostado sobre su cama, mirando fijamente al techo.
―gaston, vamos a ver una película.
―Véanla sin mí.
―¿Te encuentras bien? ―preguntó algo insegura―. ¿Quieres hablar?
Él se ríe un poco y niega con la cabeza.
―¿Te vas a quedar enojado conmigo para siempre?
Él no responde
A la mañana siguiente, cuando todos nos estamos frotando el protector solar, gaston es el último en alistarse. Se coloca una gorra de básquetbol, unos pantalones cortos, y una camisilla. El tatuaje de gaston me parece como llamas negras lamiendo su piel. Lo hace ver duro e intocable, lo cual estoy segura que era lo que él quería conseguir cuando se lo hizo.
.
Sin alguna señal de advertencia, Jaime levanta a luna y la lleva hacia el lago, pateando y gritando.
, pareciendo ignorar las patadas y los ruegos de la chica con la que ha estado peleando desde que empezó este viaje.
Yo levanto la mirada en dirección de gaston, quien está mirando a Jaime y luna. Él se gira hacia mí y una malvada expresión cruza su rostro. Él asiente, como si Jaime estuviera llevando a cabo el castigo más brillante para una chica que lo ha enojado.
―No estás pensando en tirarme al lago ―le digo.
―Sí ―él dice―. Sí lo hago.
GASTON:
esta es la primera vez desde que conozco a jaime que veo que su cerebro es capaz de tomar una inteligente decisión.
Mi mente hace gimnasia mental para justificar lo que pienso: en la tierra la pierna de rocio le dificulta el paso, pero en el agua ella es igual al resto de nosotros. Ella realmente lo fastidió todo para mí, llamando a camilo. Tengo que tomar el control de la situación y no lamentarlo. Lo que significa… que rocio tiene que mojarse.
―Ven aquí ―le digo. Me quito mi camiseta con un rápido movimiento.
Ella da un paso atrás, sus pies desnudos hundiéndose en la arena.
―Prométeme que no me vas a tirar en el lago ―echa un vistazo rápidamente al agua, luego me mira a mí―. Hay peces nadando por ahí.
―Ellos no te harán daño.
―Yo no sé nadar ―dice ella con rapidez mientras da un paso más lejos de mí.
―gaston, no una buena idea ―vicco replica desde su lado.
Le doy a vicco una mirada de eres idiota.
―He conocido a rocio toda mi vida. No dejes que te engañe, ella es una excelente nadadora ―demasiado para ella ser honesta conmigo.
Aprovecho esta pausa en la concentración de rocio para agarrarla. La levanto y la llevo a la orilla del agua.
―Estoy usando pantalones ―grita, moviéndose violentamente―. ¡Déjame bajar! En serio, gaston. Apesto, ¡para!
Evito la risa, pues nunca pensé que esas palabras saliesen de rocio
―Tú apestas, ¿eh? Todo este tiempo pensé que yo era el que apestaba.
Camino más hacia dentro en el agua. Sus manos se envuelven apretando mi cuello, cerrándose detrás de mí como un tornillo.
―Muy bien, la broma se termina gaston. Déjame bajar.
Su cabeza se acurruca en el hueco de mi cuello, y su pelo salvaje está volando sobre mi cara. Si yo no estuviese tan enfadado con ella podría estar tentado a que me gustase la manera en que estaba aferrada a mí.
―No me tires. Prométemelo.
Yo voy más profundo. La arena en el fondo del lago es suave, lo que hace que mis pies se hundan. El agua me llega hasta las rodillas ahora.
rocio y yo estamos a punto de empaparnos también.
―Yo no te voy a lanzar. ―le digo a rocio mientras giro haciendo una pequeña curva en el lago buscando cierta intimidad. Nadie en la orilla nos puede ver ahora―. Te lo prometo.
Ella afloja su agarre e inclina la cabeza hacia atrás para mirarme a los ojos.
―¿No? ―pregunta, dejando escapar un suspiro de alivio.
―No ―contengo la diversión mientras las siguientes palabras salen de mi boca―. Sin embargo, contén la respiración o tragarás agua del lago.
Antes de que me pueda preguntar por qué, nos mojo a los dos. Ella intenta alejarse de mí tan pronto como salimos completamente empapados un segundo más tarde, pero me aferro con fuerza a ella. Puedo estar enojado con ella, pero no quiero que se ahogue por el shock, o que los pantalones que viste le supongan un lastre.
rocio viene escupiendo, pero no el agua del lago. La chica está completamente desquiciada.
―¡¿Cómo... pudiste…?!
―En realidad, fue bastante fácil ―le digo, todavía sosteniendo sus manos mientras ella trata de alejarse. Ella salpica mi cara.
―No hagas eso ―le digo.
Lo hace de nuevo, así que la dejó ir. Ella maniobra de pie parándose unos metros delante de mí, sus manos ya por debajo del agua. Está definitivamente lista para una guerra de agua. Yo juego sucio, sin embargo, salpicar agua es un juego de niños. Y ya no somos niños.
rocio está a punto de recibir una dosis de lo que es jugar en las Grandes Ligas.
Yo camino por el agua más cerca de ella. Comienza a salpicarme, pero yo no le correspondo. Estoy empapado, pero ignoro el agua que impacta en mi cara y mis ojos que escuecen. Continúo moviéndome más cerca hasta que estoy lo suficientemente cerca como para llegar y agarrarle las muñecas para que no me pueda salpicar más.
Le pongo sus manos a la espalda y la pongo cómodamente contra mi cuerpo. Está tan cerca que siento sus senos presionados contra mi pecho desnudo. Cuando ella me mira, nuestros labios están a pulgadas. Su pelo está completamente mojado, su rostro tiene gotas de agua brillantes a causa del sol que se refleja en ellas, y sus labios están brillantes y húmedos. No sé cómo alguna vez pude haber pensado que esta chica era del montón.
―¿Qué vas a hacer ahora que estoy indefensa? ―me pregunta.
Me inclino y le susurro al oído:
―Lo entiendes todo mal, rocio.. Soy el indefenso aquí.
―Oh ―dice ella, con los ojos muy abiertos.
Suelto mi agarre en sus muñecas, mientras deslizo mis labios en su mejilla. La sensación de su suave piel contra mis labios, combinada con su cuerpo todavía presionado contra el mío me está volviendo loco. Oh, el infierno. No quiero quererla. Sería mucho más fácil odiar a rocio y sacarla de mis pensamientos y mi vida. Pero las palabras de Julio hacen eco en mi cabeza: sin arrepentimientos.
Cuando mis labios llegan a la esquina de su boca, suelto uno de sus brazos y muevo las manos hasta su cintura. Al mismo tiempo, se deslizan suavemente en los labios de ella.
Ella suspira y respira más rápido mientras nuestros húmedos labios se mueven muy lentamente hacia atrás y adelante, atrás y adelante.
Es erótico. Dolorosamente erótico.
No voy a profundizar el beso, ése es su movimiento. Voy a hacer que ella quiera esto tan terriblemente malo que preferiría morir que no sentir mi lengua deslizándose contra la suya. Tiene que desearlo aún más que yo.
Hay un problema aquí. Mi cuerpo me está traicionando, a lo grande. Me alegro de que estemos bajo el agua por lo que la prueba de mi excitación se oculta a la vista.
Cuando sus manos se extienden hacia arriba furtivamente alrededor de mi cuello, yo sé que tengo las de ganar. Quiere esto. Voy a hacer que ruegue por esto y hacer con ella como si no hubiera mañana. Entonces me iré como si no me importara una mierda.
Crueles, sí. Pero tengo que demostrar de una vez por todas que soy un maldito ex-convicto. Ayer, en el DOC, Julio y los otros presos me recordaban de dónde venía. Quién soy en realidad. No importa si yo no choque a rocio y fui a la cárcel por mi hermana.
Siempre seré un ex convicto. La marca estará sobre mí como un tatuaje invisible. Pero tengo que vivir cada día como si fuera mi último día... sin arrepentimientos.
Me detengo con un gemido cuando rocio abre sus labios e inclina la cabeza. Inclina sus labios, ligeramente abiertos, contra los míos. Esto es todo. Finalmente. Estoy esperando con impaciencia llegar a serpentear su lengua con la mía. Algo que va a suceder en cualquier momento. Tiene que suceder, porque esto es una tortura de mierda. Sé que no le es extraño el beso francés. Demonios, lo hicimos en el dormitorio, y se sacudió el mundo.
Estoy listo. Maldita sea, estoy más que listo. Mi cuerpo entero está gritando por la preparación. Tiene que estar lista para esto, también.
Ella abre la boca más ancha y gime, un gemido que me hace fantasear acerca de lo que sería dar testimonio que ella tuviera un orgasmo. Estoy tan encendido, que sé voy a pagar por ello más tarde.
Pero eso no importa.
Me trago una sonrisa de triunfo. Aquí viene. Ese gemido suyo es una pista de que se muere por llevar esto al siguiente nivel. Me gustaría que mi cuerpo no estuviera listo para llevar esto a los próximos tres niveles.
Ella gime contra mis labios otra vez, y mi lengua siente contracciones en la boca dispuesta a dar rienda suelta como un puto animal enjaulado. Normalmente soy un besador paciente, pero...
Todavía nada.
Lo que…
Me recuesto.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—¿Qué quieres decir? —pregunta ella, inocentemente sus pestañas batiéndose contra el sol radiante sobre nosotros. ¿Está bromeando?
—¿Dónde está tu lengua? —pregunto estúpidamente.
Sus húmedas cejas se fruncen un poco.
—En mi boca. ¿Por qué? ¿Dónde se supone que debe estar?
Me dejo llevar por ella, un paso atrás y me froto las manos por el pelo empapado hasta conseguir agarrarme a la realidad.
—Estás jodiendome ¿verdad?
Se encoge de hombros. El movimiento crea efectos en todo su cuerpo que se mueven a través del agua.
—Tal vez.
Oh. No. Ella. No lo hizo.
Mi lengua se desata ahora, pero es para discutir no para besar.
—Estabas tratando de ponerme todo caliente y mojado para vengarte de mí por haberte abandonado en el agua, ¿no? Admítelo. No eres inocente rocio, eso es lo que quieres hacer creer que eres. Eres una tomadora de pelo maldita sea, eso es lo que eres.
—¿Y qué estabas haciendo, gaston? ¿No estabas tratando de sacarme toda caliente y mojada a propósito? Tú eres el embaucador.
—No tienes ni idea —corto de vuelta. Esto de engañar puede ir en ambos sentidos, mi amor.
rocio empieza a acercarse hacia la orilla.
Yo me quedo aquí, solo. No pensé cómo este escenario se reduciría.
—¿Así que solamente te irás?
—Sí —ella dice en voz alta, de espaldas a mí—. Tú fuiste el que dijo que teníamos que romper con esto hasta que este viaje se acabara. Me limito a cumplir tus reglas.
Me gustaría poder seguirla, pero tengo que quedarme con el agua hasta la cintura por lo menos durante un minuto hasta que mi cuerpo se enfríe.
—Te dije que necesitábamos enfriarlas.
—Estoy fría —dice ella sobre su hombro.
—Yo no lo estoy —estoy muy caliente y mojado. Estar en el lago fresco debe ayudar, pero no lo hace.
rocio uno - yo cero. Mi ego está roto, a lo grande. Pero me las arreglo para olvidarlo por el momento y salir del agua. Me tumbo en la playa y me pregunto si tengo que intentar una táctica diferente.
Media hora más tarde, todos tienen sus cabezas en pequeñas canoas con nuestro equipo de pesca. Ninguna de las chicas sabe cómo poner una lombriz en un anzuelo, por lo que cada chico tiene que ir con una de las chicas.
—Iré con vicco —rocio toma la delantera. vicco no cabe de la emoción de tenerla.
—Entonces, ¿cuál es la verdadera historia contigo y rocio? —luna pregunta a medida que la fila llega hasta el centro del lago—. Parece como si fueran una pareja de nuevo.
—No lo somos.
luna rueda los ojos.
—Oh, sí, como no. Es obvio que entre ustedes está pasando algo caliente y pesado. Sólo suelta la sopa y así el resto de nosotros no tendríamos que especular acerca de lo que pasa.
Me río.
—¿Qué han especulado?
—Que todavía estás enamorado de ella —me entrega el contenedor de gusanos y su caña de pescar—. ¿Quieres saber lo que pienso?
—En realidad no. ¿Por qué no hablamos de ti y jaime?
—¿Qué hay conmigo y jaime? —pregunta ella, su cara arrugada, como si estuviera loco.
—Admitir que tienes algo con él.
—Eww. No me hagas vomitar, gaston —
.
—¿Quieres pescado, o no? —le pregunto mientras tengo a vicco y rocio en todo el camino con sus postes en el agua. Están hablando. Me pregunto si ella se queja de mí.
—Ella tiene miedo, ya sabes —dice luna—. Ella cree que la vas a dejar de nuevo.
—Ella probablemente este en lo correcto.
—Debes dejarla ir, gaston. Deja de confundirla y darle señales mixtas. Ella se merece un tipo que se quede y este allí cuando lo necesite.
—¿Alguien como vicco? —digo con dureza.
Luna tiene las manos arriba.
—No te pongas todo enojado. Sólo digo lo que pienso.
—Creo que debes mantener tus opiniones para ti misma.
luna pone su caña de pescar en el agua y dice con certeza:
—Y creo que sabes que tengo razón.

No hay comentarios:
Publicar un comentario