jueves, 20 de octubre de 2011

RETORNANDO AL PARAISO CAPITULO 10

ROCIO:
No puedo permitir que gaston se vaya. No ahora. No hasta que lo pueda convencer de volver y hacer todo bien. Si lo dejo partir, puede que nunca lo vuelva a ver. El desapareció sin dejar rastro hace ocho meses y no permitiré que eso suceda de nuevo. No cuando yo la verdad salió a la luz y no hay mentiras entre nosotros.
—No tienes elección —dije, sin ceder.
Él sacude su cabeza. —No me molestes más de lo que estoy.
Continúa caminando por la acera que sale del campus. Yo lo sigo. Si el empieza a trotar, no hay manera de que pueda seguir a su margen.
—No quería molestarte —le digo, alcanzándolo.
—¿Solo me arruinaste la vida?
—¿Yo? Yo no arruine tu vida, gaston. Lo has hecho muy bien por ti mismo.
—Hazme un favor. Si estas tan decidida en seguirme, bájale el volumen a tu voz hasta el mínimo.
—Eres tan irritable.
—Maldita sea —él se detiene y voltea hacia mí—. ¿Sabes que me hiciste hoy? Me hiciste decir el secreto que prometí que me llevaría a la tumba. Me siento como la mierda.
—Si te hace sentir mejor, yo también me siento como mierda. No quiero que estés molesto o triste, gaston.
—Si quieres que este feliz, vete a la habitación.
Creo que él de verdad espera que lo deje de seguir. Pero no lo hago. No puedo.
Por los próximos diez minutos, lo sigo en silencio. Su ritmo es lo suficientemente lento para que yo pueda estar a su alcance.
—¿Cuál es el plan? —le pregunto cuando llegamos al centro del pueblo. Cada tienda está cerrada y las calles están completamente oscuras excepto por las ocasionales luces de la calle—. Espero que tengas uno.
—No lo tengo —él luce vencido.
—Estamos en esto juntos al menos —digo, en un débil intento de animarlo.
—Bueno, entonces déjame cargar tu bolso.
Nuestros paso en la acera hacen un sonido rítmico que hace eco a través de la noche Caminamos a través de un vecindario al final del pueblo. Cada quince minutos o algo así, cuando gaston ve una roca grande en el camino, me ordena a que me siente y descanse mi pierna.
—Deberíamos detenernos aquí —él dice cuando llegamos a un parque infantil. En el medio del patio de juego hay un gran castillo de madera con mallas gimnásticas, puentes colgantes y columpios a cada lado de la estructura. Yo asiento.
gaston me guía al castillo. Tenemos que gatear para pasar por la pequeña entrada. Es difícil, pero él me ayuda a maniobrar para entrar a través del pequeño lugar diseñado para niños.
gaston se sienta en una esquina. Él saca una chaqueta de su bolso y la coloca en el piso a su lado.
—Siéntate a mi lado —dice—. Puedes usar mi pierna como almohada.
Estoy agradecida de que nos detuviésemos. No tengo idea de qué hora es, pero el sol no ha salido y yo estoy exhausta.
Veo un pequeño tubo de plástico azul saliendo de su bolso. —¿Qué es eso? —pregunto señalándolo.
—Él lo abre y presiona un botón. El plástico azul se ilumina. —Es mi salvavidas.
—Recuerdo que solías perseguirnos, a mery y a mí, por todas partes con esa cosa.
—Esos eran buenos días —gaston sacude el salvavidas alrededor, iluminando el castillo por dentro.
Lo alcanzo y le quito el salvavidas de su mano. —¿Crees que yo sería una buena guerrera? —pregunto.

—No. Tú sigues al enemigo muy de cerca.
—Tú no eres el enemigo —le digo, luego llevo el salvavidas hasta abajo para golpear su pierna.
Él toma el salvavidas antes de que golpee su objetivo. Nuestros ojos se encuentran, y el azul brillante ilumina nuestros rostros. —Yo soy el enemigo, rocio. Solo que tu no lo has notado todavía.
—Estás equivocado —cuando apaga el salvavidas y lo tira a su bolso, me levanto y me coloco en la posición más cómoda que consigo—. ¿No sería genial que este fuera un castillo de verdad?
—Solo si yo fuera el rey —él mira hacia el cielo—. Pero prefiero un castillo con techo.
—¿Podemos pretender, cierto?
—Sí, podemos pretender.
Pretender es bueno, especialmente cuando te aleja de tus problemas y preocupaciones. —¿Alguna vez has pensado en la Sra. Reynolds?
—Ella era divertida —su boca se frunce, recordando—. Yo amaba la mirada en tu rostro cuando te hacia usar ese vestido para plantar flores.
—Era un delantal.
—Era tan feo como un pecado.
—Lo sé. Yo pienso en ella todos los días. Si no hubiese sido por ella...
—Si no hubiese sido por ella, tu probablemente no estarías aquí acostada en un piso de madera con un ex—convicto escapando de la ley. Estuvieras en una cama caliente en la habitación.
—Me gusta más aquí contigo.
Él sacude su cabeza. —Estás loca, ¿sabes eso?
—Sip.
Él coloca su brazo a mí alrededor. —Duérmete. Sé que estas cansada.
—¿Qué hay de ti?
—Mi mente está llena de adrenalina y no podré dormir esta noche, pero tú deberías hacerlo.
Me acomode en su regazo y trate de olvidar cómo y por qué estamos en esta situación. Yo solo sigo diciéndome a mi misma que todo estará bien.
Encontraremos la manera de hacer que funcione: al final, yo me asegurare de que gaston se reúna con su familia en Paradise. No sé exactamente como hare eso, pero lo hare.
Tengo que hacerlo.
—¿Todavía estas molesto conmigo? —murmuro contra su muslo.
—Definitivamente.
—¿Que puedo hacer para que estés menos molesto?
—Aléjate de mí por todos los infiernos, rocio.
—¿Eso es realmente lo que quieres? —pregunto.
—No me hagas responder esa pregunta —él dice, cínicamente.
—¿Por qué no?
—rocio, tengo que decirte algo —me doy cuenta que las líneas de su frente están arrugadas.
—¿Qué?
—Estar contigo nunca fue un error —él ríe entrecortadamente—. Diablos, estar contigo mantuvo mi cordura cuando estaba en casa. Tú y la Sra. Reynolds convirtieron Paradise en algo soportable.
Lo alcanzo con mis dedos en su brazo y lo acaricio. —Gracias, gaston. Necesitaba escuchar eso. Sé que no soy lo ideal, y nunca seré normal...
—rocio, nunca vuelvas a decir eso, ¿de acuerdo?
—Pero...
—No hay peros. Estas aquí conmigo, y jodidamente yo no me merezco tu tiempo, menos tu apoyo. Yo te mentí, desconfié en ti, y te deje. El que estés aquí conmigo aun no lo comprendo.
—Sabes porque estoy aquí —le digo—. Yo creo en ti.
—Bueno, solo lo haces tú —sin otra palabra, el envuelve sus brazos a mi alrededor y me abraza fuertemente—. Siento mucho haberte mentido.
—Se que lo haces.
Sintiéndome segura con los brazos de gaston a mi alrededor, me relajo y me dejo llevar por el sueño.
Él quita el cabello de mi rostro. Lo último que recuerdo es a gaston haciendo pequeños patrones con sus dedos por mi brazo, pierna y espalda. Se siente tan bien que me duermo.
Él no ha cambiado. Él es el mismo chico del que me enamore en Paradise.
Te amo.
Las palabras rondan la punta de mi lengua, y siento mis labios formulándolas, pero no sale ningún sonido mientras mis parpados caen y gaston juega con mi cabello una y otra vez.
En la mañana, me despierto para verlo observándome.
—Buenos días —digo, mientras me estiro. Mi pierna tiene calambres por dormir sobre la madera, pero intento ocultar el dolor—. ¿Todavía no tenemos un plan?
—Sí, tengo un plan —dice—. Pero no te va a gustar.
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Gaston:




rocio, se sienta y muerde su labio inferior. Tiene agujas de madera en su cabello y sus ojos están inyectados de sangre.
¿No crees que debemos discutir el plan juntos?
No dije estoicamente.
¿Por qué no?
Porque no eres racional.


Perdóname ella dijo, agujas de madera caen de su cabello con cada palabra. Pero de hecho soy la única que pudo dormir anoche. Tú no has dormido. Voto por ser la racional y voto para que discutamos esto juntos.
Me levanto y extiendo una mano hacia ella.
Nunca has sido racional y antes que te disculpes de nuevo, tú fuiste la que corrió conmigo en el medio de la noche con solo una mochila llena de cosas.
Ella tomó mi mano y me permitió ayudarla a levantarse, no puedo decir que este estable, así que la sostengo por la cintura y la apoyo mientras su cuerpo se ajusta.
Cuando esta estable la dejo ir. Cruza los brazos en su pecho No hay mucho espacio en el castillo, así que nuestros cuerpos se rozan.
Eso no fue irracional, irme contigo fue un riesgo calculado.
¿Calculado? preguntó, el escepticismo apoderándose de mi voz.
Solo, olvídalo ella toma su mochila y agarra mi mano para apoyarse, cuando maniobra para salir del castillo. Es temprano pero hay algunas madres con sus hijos
en el parque. Nos dan sucias miradas pensando que nos han atrapado tonteando dentro de las paredes del castillo.
Así que ¿Cuál es el plan que tienes que no me va a gustar?
Te digo después digo.
Solo estas retrasando lo inevitable.
Lo sé, soy bueno en eso.
Puedo decir que la pierna de rocio esta rígida, por la manera lenta en que camina y tentativamente se apoya en su pie izquierdo. Hombre, desearía poder tomar el dolor. Apesta saber que va a tener esa cojera para siempre.
La ira por lo que mi hermana le hizo a rocio me atraviesa. Si no hubiera sido por la irresponsable decisión de manejar un carro cuando había estado bebiendo, tal vez no se habría desviado tanto cuando esa ardilla salto frente a ella y rocio no habría sido golpeada.
No puedo jugar a ―¿Qué hubiera pasado si‖ por siempre, pero no cambia el hecho que rocio es la única que siempre tendrá las repercusiones físicas de esa noche, nada de lo que diga o haga cambiara eso.
¿Necesitas sentarte? pregunto pateándome por ponerla en esta situación.
Estoy bien, caminar usualmente ayuda a disminuir los calambres.
Tomo su mochila y la deslizo en mi hombro. Sacudo mi cabeza como si la viera esforzarse.
Ella se detiene y pone una mano en su cadera.
No me mires así.
¿Cómo?
Como si te culparas, ambos sabemos que…bueno, de hecho todos en Re-COMENZAR saben que tú no eres culpable por lo que has pasado por casi dos años sus ojos me ven con un poco de lastima, lo que no me sienta nada bien en este momento.
Solo llévame al lugar más cercano donde pueda ir al baño y desayunar. Me muero de hambre, tengo casi cien dólares para gastar antes que tengamos que mendigar.
Sus palabras me atraviesan.

No vas a rogar por dinero, nunca, ¿me entendiste? he conseguido casi veinte dólares, después de eso encontrare algo que hacer solo la imagen de ella mendigando por cualquier cosa eriza mi piel.
Estaba bromeando ella dice sorprendiéndome con una mueca. No soy del tipo que mendiga.
Lo siento dije. Lo siento por exagerar, lo siento por ponerte en esta situación, lo siento por cada jodida cosa.
Caminamos un par de bloques hasta que llegamos a una pequeña cafetería que probablemente debería estar condenado por la grasa y manchas de moho en el cielo raso, pero tienen un baño gratis y comida barata y eso es lo que necesitamos.
Después que consigo una cabina y rociose dirige al baño, me siento y pienso como voy a contarle mi plan. Miro a las otras dos mesas a mí alrededor. Un tipo con una camisa de franela rota tal vez está soñando despierto con una chica que amo y perdió.
No quiero terminar como uno de esas personas, solo y patético.
Cuando rocio vuelve, su cola de caballo se ha ido, ya no luce como si hubiera dormido en una cama de agujas de madera.
Se desliza en la cabina frente a mí, me inclino y tomo sus manos en las mías. El hecho que estuviera dispuesta a caminar conmigo en medio de la noche con solo una mochila me hace sentir humilde.
rocio… se me hace un nudo en la garganta del tamaño de un pomelo, no quiero decirlo pero maldita sea, tiene que ser dicho―. Voy a regresarte ella abre los ojos y la boca, seguramente para protestar, pero yo agrego: ¿Sabes que me hace, ver tus muecas de dolor? ella aleja sus manos y las pone en su regazo.
Estoy bien.
Deja de pretender, pensé que no íbamos a mentirnos más.
Observo como ella muerde su labio inferior.
Está bien, estoy mintiendo pero no me interesa si estoy incomoda o con dolor ella me mira e inclina su cabeza. Puedo decir que las ruedas están girando y está pensando demasiado, duda pero luego lo deja salir.

¿Alguna vez le has dicho a una mujer que la amas? No como a tu mamá, sino como...
Te refieres a eugenia.
Sí, me refiero a eugenia.
Esa es una pregunta capciosa, eugenia me dijo en nuestra primera cita que estaba enamorada de mí. No paso mucho tiempo antes que fuéramos pareja y estuviéramos besuqueándonos…y no mucho antes que tuviéramos sexo. Cantidades de sexo. Ella dijo la palabra ―Amor‖ como si fuera agua. No creo que dijera u oyera la palabra ―Amor‖ desde que fui arrestado. Sí le dije que la amaba, pero ni si quiera estaba seguro de saber lo que significaba en ese entonces.
¿Qué quieres oír?
Ella se encoge de hombros.
Solo que…nunca lo dijiste…
No termina la oración, pero sé que era lo que iba a decir, no quiero llegar ahí, no ahora…pero después de todo lo que ha hecho por mí, no puedo evadir el tema totalmente, ella merece esto.
Nunca se lo he dicho a nadie, que es por lo que vas a regresar a Re-COMENZAR, no puedo permitir que vengas conmigo, no es seguro y tú no mereces eso. Vas a ir a España como siempre has querido, si digo la palabra con ―A‖ eso lo cambiara todo. Te conozco rocio, te sentirás obligada a quedarte aquí, y dañar tus planes. Me sentiría como una mierda si cambiaras tu vida por mi…no lo vale yo no lo valgo.
rocio sonríe tímidamente desde el otro lado de la mesa en cuanto coge su tenedor.
Entonces ven a España conmigo, estoy registrada para ser estudiante de intercambio de primer año, solo es por nueve meses.
Sabes que no puedo, ¿qué voy a hacer ahí? ¿Sentarme y verte estudiar? Ni siquiera me he graduado de secundaria, y difícilmente se algo de español.
Puedes aplicar a un GED.
Sacudo mi cabeza como si esa no fuera una opción en este punto. Soy una causa perdida, con un patético y sombrío futuro y difícilmente un centavo a mi nombre.
Oh, sí, seguro, y después podemos casarnos y vivir felices para siempre, luego saltaras en mi alfombra voladora y frotare el genio en la lámpara que tengo en mi mochila. Tal vez podamos comprar un castillo español mientras estamos en ello.

Cuando mi papá se caso con mi mamá, él iba a la escuela para ser odontólogo y ella era la presidenta de las chicas. Todo en su vida estaba estratégicamente planeado hasta el día que fui arrestado y fui a la cárcel. Mi madre se volvería loca con esta conversación.
Iba a decirte esto antes. Pero no sabía cómo, gaston tu mamá estaba en rehabilitación cuando deje Paradise.
Mi cuerpo entero se tenso.
No quiero hablar sobre ella, no quiero hablar de mi familia.
La campana de la puerta de la cafetería. Un gran hombre camino hacia nosotros. camilo.
Estoy atrapado.
Sacudo mi cabeza en frustración y la miro.
No lo hiciste.
Sí lo hice ella sostiene su teléfono celular. Sospeche que ibas a huir y dejarme.
No puedo creer esto.
Me vendiste. ¿Qué paso con la petición de tomar las decisiones juntas?
No estás siendo racional, gaston ella trata de decirme con un tono muy tranquilo, como si fuera un niño o un loco.
Tal vez oíste mal pero dije que la irracional eres tú.
Mientras observo como camilo se acerca a nosotros contemplo como voy a salir de esta.
camilo se desliza en la cabina a mi lado, bloqueando mi escape.
¿Cómo están mis escapistas de Re-COMENZAR? él mira mi plato, medio comido. Vamos señor gaston, coma algo, necesitara fuerza para el pesado día que nos espera.
No toco mi plato o miro a camilo. Solo miro fijamente a rocio.
Ibas a regresarme a los dormitorios y a dejarme de nuevo ella luce insegura y preocupada. Bien. Quiero que sufra. Me traiciono. No podía dejar que huyeras de nuevo dice.
Así que mejor tenerme encerrado ¿verdad?

Eso no es a lo que me refería. No puedes huir de la gente que se preocupa por ti.
Si te preocuparas digo a través de mis dientes apretados, mi maldito concejero, no estaría sentado junto a mí ahora.

Miro por ventana como el otro hombre en la cabina. Ahora sé cómo se siente, queriendo olvidar el aquí y el ahora ¿Por qué rocio no entiende mi situación? ¿No entiende que perdí el poco honor que me quedaba al soltar que no había sido yo el que la había golpeado?
Mierda.
Necesito huir de la verdad, del pasado. Necesito re comenzar.
Excepto que no hay ningún re comenzar, no cuando la gente de tu pasado, sigue apareciendo constantemente y persiguiéndote, llevando a casa todos tus errores incluso los más grandes. Pensé que había hecho algo bien cuando tome la culpa por mery.
¿Pero que obtuve realmente? Ninguna bienvenida de héroe cuando regrese a casa. Las mentiras se están empezando a ver borrosas con la verdad y rocio está atrapada justo en medio de ello.
Está bien chicos, dejémoslo salir todo aquí y ahora ¿Quién iba conduciendo el carro que golpeo a rocio?
camilo saca su teléfono y lo deja en la mesa.
Sí no empiezan a hablar voy a llamar a la oficina del fiscal, podemos hacerlo a mi manera o a la suya ¿entonces cual va a ser?





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