sábado, 29 de octubre de 2011

QUIZAS AMOR CAPITULO 7

Afortunadamente, la demanda de hamburguesas es demente igual que siempre y estamos bastante ocupados después de eso. PABLO se concentra en el trabajo como siempre, y aunque realmente me gusta eso de él, de algún modo desearía que quisiera seguir hablándome.
Pero en cambio, estoy atascada con gaston, que me pregunta cosas como “¿Cuánto pescado crees que de verdad hay en el sándwich de pescado?” etcétera. Sorpresivamente, para la hora que hemos terminado de debatir eso, al igual que el hecho de que no haya leche en el “helado” de BurgerTown quiera decir que debería ser llamado “¿Moo qué?” o “Nombre Ese Helado Químico,” es hora de mi descanso.
Busco todo el cambio que puedo encontrar dentro de mis bolsillos y me siento en mi camioneta comiendo un paquete de galletas de higo. Cuando estoy terminando la última, gaston golpea mi ventana.
Suspiro y abro la puerta.
—Estoy regresando al trabajo, ¿está bien? No creo que me haya ido por tanto tiempo, pero…
—No es eso —dice gaston—. El jefe te está buscando.
Lo miré fijamente. nunca busca a nadie. nunca deja su oficina.
—Lo sé —dice gaston—. Vamos.
Nos dirigimos dentro y casi atropellamos a nuestro jefe, que está pasando por la puerta.
—La encontré —dice gaston—. Estaba afuera buscando la… uh… intersección terminal. Pensamos que quizás no estuviera andando bien.
¿De qué demonios está hablando? Le doy una mirada y él agranda los ojos hacia mí, con una mirada de sigue-con-eso.
—Oh, sí —digo, recordando que debería haber fichado al salir si estoy en un “descanso,” incluso si el descanso es sólo comer galletas dentro del montón de chatarra.
—Bien, bien —dice—. Esas intersecciones son importantes. De todas formas, la cosa es que…
—¿La cosa es que…? —dice gaston.
—Llamada telefónica —dice, y luego guiña, un ojo rojo, hacia mí—. Tu papá llamó. Quiere que lo llames.
—¿Mi papá? —digo, pero no responde, ya está caminando sin prisa de regreso a su oficina.
—Él dijo que tu… dijo que Jackson llamó —dice gaston.
—Sí —digo, tratando de sonar como si no me estuviera volviendo loca, pero lo estoy. ¿Jackson me llamó? ¿Jackson me llamó aquí? Quiero decir, sé que sabe dónde trabajo
¿Jackson me llamó?
—Oye —dice gaston, poniendo su mano bajo mi brazo—. ¿Estás bien?
—Yo… sí —digo, e intento no inclinarme hacia él. Quiero hacerlo, sin embargo—. Supongo que tengo que llamar a Jackson. ¿Puedo usar tu teléfono?
gaston niega con su cabeza.
—Quiero decir, podrías, si lo tuviera, pero lo dejé en mis pantalones el otro día y mi mamá los lavó, así que no tengo uno en este momento.
—Oye, puedes usar el teléfono de aquí —dice pablo, asomando la cabeza por el pasillo. Cuando gaston me mira, dice—: Podría decir que algo estaba pasando.
—Creo que no se supone que deba usar ese teléfono —le digo a pablo—. Es para llamar al servicio técnico y cosas así. ¿Pero…? —¿Por qué es más difícil preguntarle esto a pablo
que a gaston?—. ¿Tienes un teléfono que pueda usar? Puedo pagarte por la llamada si te costará…
—Mi batería está muerta —dice pablo—. Olvidé cargarla anoche. Simplemente ve y usa el teléfono de aquí. Si alguien pregunta, diremos que Mery está haciendo llamadas, ¿cierto, gaston?
—Seguro —dice gaston, y luego se inclina hacia mí—. ¿Estás segura de que estás bien?
—Sí —digo, a pesar de que no lo estoy. Realmente no quiero llamar a Jackson, especialmente en frente de otras personas. Pero él llamó aquí, al trabajo. Me llamó.
Él nunca me ha llamado.
¿Qué tal si algo le pasó?
—Vamos —dice pablo, y entonces, toma mi mano y me lleva hacia el teléfono. Su mano está fría, y sus dedos son largos, y están enrollados cómodamente alrededor de los míos. Los aprieta una vez, gentilmente, antes de dejarlos ir, y luego se queda ahí.
—Estoy bien —digo, y él asiente y se aleja.
Marco, y miro alrededor mientras el teléfono suena. gaston regresa a su estación, tomando órdenes, y también está pablo. Pero es como si supiera que lo estoy mirando porque me está mirando, y cuando nuestros ojos se encuentran, él sonríe, como si estuviera intentando darme ánimo.
Es tan dulce. Si todos los chicos fueran como él, el mundo sería mucho mejor.
Y entonces, alguien contesta el teléfono.
—Hola —digo con cautela, y su secretaria dice:
Echo un vistazo alrededor, pero gaston todavía está trabajando y pablo me está mirando… no, es una ilusión. Está mirando hacia la estación. Su silla está solo un poco más cerca de mí de lo normal—. Recibí un mensaje de que Jackson me había llamado. ¿Está…?
—Maldición —grita, lo que no era lo que estaba esperando__ dije que llamaran a rocio a su casa. C-A-S-A. Disculpa, rocio,
—Entonces, ¿él está bien?
—Desde luego.
Él está bien. No llamó. No puedo creer que pensé que lo había hecho. Que lo haría.
Soy tan estúpida.
—¿Es esta mi adorable hija? —dice Jackson, repentinamente en el teléfono—. ¿Cómo estás? No puedo esperar a verte en Nueva York. —Y luego ríe y dice—: Oh, yo también, rocio.
Increíble. Está siendo filmado para el programa. No llamó, él está bien, es el mismo.
Es exactamente el mismo.
Tomo una profunda inhalación.
—Yo… ¿sabes qué? No voy a ir a verte, y tú y tu estúpido equipo de cámaras pueden irse…
Él cuelga. Solo así, escucho un chasquido, el sonido de las cámaras alejándose, y luego su secretaria está de regreso en la línea diciendo: “rocio” toda apenada.
—No —digo—. Simplemente… no. Y no tengo permitido recibir llamadas personales en el trabajo, así que no llames aquí otra vez.
Comienzo a colgar y entonces Jackson dice:
—rocio, espera. —Y me congelo.
—Realmente quiero verte —dice—. ¿Conseguiste los boletos para el tren?
—¿Por qué estás actuando como si quisieras que…? —
Miro alrededor otra vez. gaston no me está mirando, pero pablo sí. Está sonriendo, como si me estuviera dando fuerza, pero no quiero fuerza. Solo quiero olvidar que, de hecho, pensé que Jackson alguna vez me llamaría.
—Y el rating está bajo —dice,.—. Los productores creen que teniéndote en el programa traerá televidentes más jóvenes.
—Entonces es todo sobre él, como normalmente lo es.
—No es tan simple.
—Por supuesto que lo es —digo, y cuelgo, arrojando el teléfono tan fuerte que hace un satisfactorio ruido como agrietándose. Jackson es simple porque todo en su mente, es sobre él. Siempre lo ha sido, siempre lo será.
pablo está justo detrás de mí.
—Oh —digo, y él me abraza. Sólo envuelve sus brazos alrededor de mí y me tira cerca.
pablo me está abrazando.
Pero aquí está la cosa: No se siente increíble. Ni siquiera se siente bien. De hecho, quiero estar sola ahora mismo, pero no puedo porque estoy trabajando.
—Estoy seguro de que las cosas se solucionarán entre tú y tu papá —dice, y me alejo de él.
—Es Jackson, ¿de acuerdo?
—Oh, disculpa —dice pablo—. ¿Cómo es que no lo llamas papá?
—Oye, tengo una tonelada de órdenes por aquí —dice gaston, y estoy agradecida de ser capaz de simplemente encogerme de hombros hacia pablo y regresar al trabajo. Estoy incluso más agradecida de estar tomando órdenes,
Después de lidiar con la persona de las papas fritas (no creía que nadie aquí pensara que estaban hechas de nada más que papas) algo me golpea en la frente.
—Ow —digo mientras lo que sea que me golpeó cae sobre mi regazo. Bajo la vista y veo una barra de chocolate.
—Comida para el cerebro —dice gaston antes de que tome otra orden, y huelo la barra de chocolate. No me importa lo que digan los doctores, el chocolate puede hacer las cosas mejor.
—Gracias —le digo cuando tengo la oportunidad, y por un segundo, cuando me sonríe, pienso que gaston es… no lo sé. Algo. Es fácil hablar con él. Y no es perfecto, pero me dio un chocolate. Chocolate sin menta, incluso.
Pero entonces pablo dice:
—¿rocio? —Lo miro, y dice—: ¿Podemos hablar? Más tarde, quiero decir.
Oh. OH.
Asiento.
Y entonces espero, nerviosa e impaciente, y de hecho un poco asustada, que nuestro turno termine. Cuando finalmente lo hace, pablo me empuja aparte.
—Oye, sobre lo de antes, sólo… sólo quería decir que pienso que… bueno, creo que eres muy especial —dice, soltando un poco torpemente las palabras, como si dudara de decirlas, y ahora desearía que me abrazara otra vez. Y luego me besara.
Pero no lo hace. Sólo se despide y se aleja.
Suspiro.
—rocio. Sólo… quiero que sepas que si me detengo mucho cuando te digo cuán especial eres es porque quiero que pienses que soy… muy… muy… profundo —dice gaston.
—Vaya, gracias. Es lindo saber que estás seguro de que nadie podría de verdad pensar que soy especial.
—Eso no es lo que dije.
—Sí, sí lo es.
—No, no lo es —dice.
—Sí lo es.
—No lo es.
—Bueno. Me voy ahora —digo.
—¿Oye, rocio?
—¿Qué?
—Tú eres… quiero decir, yo creo que… pateaste por teléfono el trasero del sargento mayor —dice gaston, sonrojándose otra vez.
—Está bieeeeeen —digo, aunque él está actuando extraño, pero en realidad me gustó lo que dijo. Me gusta la idea de que pateé el trasero de Jackson. Aún si fue por teléfono.

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