Normalmente, no me importa quedarme sentada durante el último período esperando para salir, pero el día de hoy estoy más que preparada para salir de aquí. Me retuerzo en el asiento y miro el reloj. Otros dos minutos. Me giro, pero no antes de ver otra versión de “la mirada”. Desearía haber dejado la escuela después de que gaston me sacó de Gobierno. Ahora, no sé por qué no lo hice. Supongo que estaba muy ocupada pensando en algunas cosas.
Como en lo amable que había estado gaston el día de hoy. Incluso realmente en cómo él no es usualmente tan malo.
Y en la manera en que me mira.
Vuelvo a mirar el reloj. Otro minuto más. Aún sigo recibiendo la mirada. Ugh.
Finalmente, suena el último timbre, y yo me dirijo hacia el aparcamiento, preguntándome si tengo tiempo para ir a casa y esconderme debajo de mi edredón por un rato antes de ir al trabajo, y en si eso me hace patética, o rara, o ambas cosas.
—¿rocio?
—¿pablo? —digo, girándome.
Es él, y luce espectacular, como siempre lo hace. Trato de no quedarme mirándolo fijamente, pero es difícil no hacerlo.
—¿Oye, qué vas hacer ahora? —dice él.
—Voy al trabajo. Bueno, primero voy a ir a casa, sólo por un rato, y luego voy a trabajar. —Oh bien, finalmente estoy hablando, sólo que estoy diciendo las cosas más aburridoras que jamás se han dicho. ¿Por qué me sigue pasando esto estando cerca de él? ¿Por qué?
—Se supone que yo también trabajo hoy —dice él—. Pero creo que voy a reportarme enfermo.
—Oh. Yo no sabía… no pareces… quiero decir, lamento que estés enfermo. —Él no ha mencionado a Jackson o al estúpido video o algo por el estilo, pero entonces, yo sé que él no lo haría. Qué mal que mi plan de lástima no esté saliendo tan bien como esperaba. A menos que él decida apiadarse de mí por no ser capaz de hablar en frases completas.
—Bueno, la cosa es que… —dice él, acercándose un paso, y es tan hermoso que su aspecto es casi increíble, con esos ojos oscuros y ese cabello oscuro. Sin mencionar que es alto y delgado e incluso tiene cejas hermosas, su piel toda tersa y bronceada.
Espera, ¿ha parado de hablar? Mi*rda, lo ha hecho, ¡y yo me perdí por completo lo que él ha dicho! ¿Y ahora qué hago? ¿Sonrío y asiento? ¿Luzco preocupada? No puedo decir: —Lo siento, estaba tan ocupada mirándote que no te escuché.
—Muy bien —dice él, soltando la respiración y luciendo tan adorablemente nervioso que juro, es como si lo hubiera practicado o algo así—. Entonces, ¿supongo que eso es un no?
—No es eso, es sólo que… —Por favor, interrumpe y repite lo que acabas de decir.
—Sabes, ni siquiera notará si llamas y te reportas enferma —dice pablo—. De cualquier forma, él nunca revisa sus mensajes. Y gaston sabe cómo trasferir las órdenes extra a otro cuarto de llamadas. Sólo… pensé que sería agradable si pasamos juntos el rato, eso es todo.
Él me está invitando a salir.
¡pablo me ha invitado a salir!
—Llamaré—digo—. Tengo que hacerlo en casa porque no tengo un celular, pero luego podemos… —¿Qué se supone que diga ahora? Yo no sé nada sobre salir con chicos.
—Genial —dice pablo—. Iré a tu casa a eso de las cuatro, ¿Está bien?
Yo asiento, y él me sonríe y empieza a caminar alejándose.
¡pablo! ¡Yo! ¡pablo y yo! Realmente está pasando, finalmente. pablo vendrá a casa. Él vendrá a mi casa. Él va a estar en mi casa.
Oh no, él va a estar en mi casa. Conmigo.
Y mamá.
—Espera —digo, presa del pánico, y él se voltea.
—No tienes que venir. Podemos encontrarnos en otra parte en vez de eso. Quiero decir, ni siquiera te he dado la dirección o…
—Sé dónde vives —dice él, y me guiña el ojo—. Te veo pronto.
¿Él sabe dónde vivo?
¡Él sabe dónde vivo!
Corro a casa, soñando con pablo sentado a mi lado en el sofá, rodeándome con su brazo mientras vemos una película (¿Mamá y yo todavía tenemos TV por cable?) y entonces él se me acercará y…
Y entonces, mamá deambulará por ahí en su ropa interior.
Muy bien, esto puedo arreglarlo.
Creo.
—Alguien va a venir. ¿
Mamá para de ejercitarse y se sienta.
—pablo. Pero él no es… no es gran cosa. Sólo está viniendo a pasar el rato.
—Ajá.
—¡Mamá!
el timbre de la puerta suena.
—¿Él está aquí? —digo—. ¿Cómo puede estar aquí?
—Te has estado vistiendo por una hora —Mamá dice, y me sonríe—. Vuelve a subir las escaleras. Yo abriré la puerta, y entonces bajarás y dejarás que él te vea.
—Eh… —Mi cerebro sigue estancado en el hecho de que él está aquí.
Mamá se ríe y me dirige hacia las escaleras. Yo empiezo a subirlas, y entonces me detengo a medio camino, nerviosa y contenta.
—Hola, pablo —escucho decir a mamá—. Soy la mamá de rocio. Creo que ya nos habíamos conocido. En todo caso, ¡pasa! rocio está bajando.
Él está aquí. Realmente está aquí. Va a verme.
Tal vez pueda gritar hacia abajo que estoy enferma. O muriendo. O ambas. Sólo…
—rocio, pablo está aquí —dice mamá, y entonces pablo está justo enfrente de mí, parado al lado de las escaleras y sonriendo.
Y una vez que lo veo sonriendo así, nada más importa.
¿Por qué?
Porque él no me está sonriendo a mí. Ni siquiera me está mirando.
Él le está sonriendo a mamá.
pablo ha traído regalos. Me los pasa, pero estoy bastante segura de que en realidad no son para mí. Me ha dado lirios, listados en el sitio de Mamá como su flor favorita, y mentas cubiertas de chocolate, justo como las que me dio antes.
Justo como le gustan a Mamá.
—Es genial verla de nuevo —le dice a Mamá—. Mi hermano mayor, que acaba de cumplir veintisiete, amó Papá Vaquero. Cuando era niño, solíamos ver los capítulos que él grababa, y yo pensaba que usted era la mujer más hermosa de todas.
—Oh, bueno, gracias —dice Mamá, entusiasmándose como siempre lo hace con las alabanzas incluso mientras su mirada se burla de mí—. No tenía idea de que alguien de tu edad hubiese escuchado hablar de mí.
—¿Está bromeando? ¡Todo el mundo vio ese maravilloso anuncio que hizo para la Pizza! A todos los chicos en mi banda les encanta. Incluso escribimos una canción. “Dream Girl”, es sobre ello.
Esto no está sucediendo.
Lo miro. Él aun está viendo a mamá.
Está sucediendo.
—rocio, déjame tomar estas cosas —dice mamá, y se acerca por “mis” regalos—. Estoy segura que tú y pablo quieren hablar. pablo, fue agradable verte, y sé que tú y rocio… Oh, ¿son mentas?
—Lo son —dice pablo—. El capítulo en su autobiografía en donde habla acerca de sentarse en el piso y comerse una caja de ellas el día que descubrió que Papá Vaquero fue cancelado… de verdad me llegó.
—Bueno, gracias —dice Mamá—. No puedo creer que leíste el libro.
Ella me mira, luego se muerde el labio y se va a la cocina.
—Vaya ella es sorprendente —dice pablo, y finalmente me mira—. He estado muriendo por conocerla, de verdad, tú sabes… y cuando estuviste de acuerdo en dejarme venir, bueno, gracias. Eres tan especial.
—Yo…
—No, en serio lo eres —dice él, cortándome, y luego me sonríe y se inclina.
¿Él va a…?
Sí va hacerlo.
Lo hace.
Me besa.
Él en realidad tiene el valor para besarme.
Y de hecho, yo soy lo suficientemente patética para quererlo. Sé que en realidad soy más que patética, pero es pablo y él es tan hermoso y quiere besarme.
Así que nos besamos.
Es horrible.
No lo puedo creer, pero así es. Me había imaginando besando a pablo al menos tres veces al día desde que empecé a trabajar en BurgerTown, y aquellos besos habían ido de tentativos y caballerosos roces de labios a completas sesiones de besuqueo, del tipo
que empieza cuando él me atrapa mientras estoy caminando hacia mi carro y simplemente me toma y me besa.
No me imagine su lengua deslizándose dentro de mi boca y luego moviéndose alrededor sin ningún preliminar en absoluto. Se siente como si estuviera siendo lamida por algo de una forma intrusa y poco placentera.
Retrocedo y digo: “Um,” pero antes de que pueda decir cualquier otra cosa, pablo esta “besándome” de nuevo, de una forma incluso más entusiasta esta vez. Él se está metiendo en mis encías (eww) y es muy húmedo y no puedo creer que alguna vez me preocupé de que un beso pudiera convertirme en Jackson.
Justo ahora estoy preocupada de que esto me vaya a enviar gritando directo a un convento de monjas.
—Ok —digo, alejándome—. Eso es realmente…
—Lo sé —dice pablo sonriéndome—. Sabía que sería así.. Entonces, ¿podremos estar en la habitación mientras tu madre hace su show, o tenemos que verlo en tu computadora, o algo así?
—¿Su show?
—Si —él dice, todavía sonriendo—. No puedo esperar. Ella hizo uno así hace un tiempo en un trajecito de alíen, y fue tan sensual que… —Se calla mientras retrocedo—. Quiero decir, fue sensual de una manera irónica, obviamente.
—Obviamente —digo. Le interesa mi madre. En serio, está realmente interesado en ella.
—Así que llamaré diré que estaré aquí contigo esta noche, ¿de acuerdo? —dice, y saca su celular.
—Espera —digo—. ¿ eres…fanático de mi mamá?
—Y de ti. —Él trata de tocar mi cara.
Me alejo.
—Claro.
Miro a pablo, y es como si todo lo que había visto en él se hubiera ido y sólo hubiera un tierno idiota haciendo una llamada a una chica para poder hacer lo que quiera que piensa que me puede hacer mientras espera para ver a mi mamá en ropa interior.
—¿Sabes qué? —digo cuando ha colgado el teléfono—. Mamá tiene un montón de cosas promocionales que ha hecho en el garaje. Estoy segura que le encantará mostrártelas.
—¿En serio?
—Sí. Ve a la cocina y pregúntale —digo—. Estaré allí en un par de minutos. Sólo tengo que llamar al trabajo porque lo olvidé antes.
Ya se ha dirigido a la cocina incluso antes de que pueda terminar la frase, y cuando se ha ido agarro mis llaves y me voy.
Podría decirle que se fuera, pero la cosa es, que estoy tan sorprendida por quien pablo es en realidad que no quiero estar a su alrededor ahora. Sólo quiero alejarme.
Hay una camisa vieja que había usado una noche para trabajar y tiene un poco de mostaza que había en el camión, me la pongo sobre el estúpido top que llevo y manejo, amarrándome el cabello en una cola de caballo mientras espero en un semáforo.
Me imagino a pablo morir de muchas formas horribles, pero no lloro. Esta es la segunda vez que he caído por un montón de mentiras en lo que debe ser un récord al ser tan poco tiempo.
No puedo creer que había pensado que le gustaba.
Pero lo hice. Hasta que llegó a la casa y lo vi sonriéndole a mamá, y pensé que él…
No puedo creer lo que había pensado. ¿Alma gemela? Soy una estúpida.
Manejo hacia el trabajo. Sé que había llamado para decir que estaba enferma, pero podía usar el dinero, y… no sé. Ya estoy aquí.
Estaciono la camioneta, y luego pongo mi cabeza sobre el volante y lloro. Nadie puede verme aquí, y nadie sabrá lo estúpida que he sido. Por lo menos tengo eso. No es mucho, pero en estos momentos es todo lo que tengo, y me digo eso una y otra vez hasta que dejo de llorar. Luego salgo del camión y voy hacia el trabajo.
Mi jefe está en su oficina, reclinado sobre su silla y mirando hacia el techo.
—Hola, lamento el mensaje que deje antes —digo—. Pensé que estaba enferma pero no lo estoy, así que, ya estoy aquí.
—¿Estabas enferma? —dice—. ¿Cuándo? No comiste ninguna de esas papas que estaba en el cuarto de descanso, ¿verdad? Porque esas han estado allí por un largo tiempo y BurgerTown no se puede hacer responsable por…
—No, quiero decir, cuando… no importa —digo, y me dirijo a mi puesto de trabajo. Y cuando entro, gaston dice:
—¿rocio? ¿Qué estás haciendo aquí? pablo llamó y dijo que ustedes dos habían salido.
Tomo un profundo respiro.
—Él… no funcionó —digo, y me siento—. Puedes enviar unas cuantas órdenes aquí en un segundo. Sólo tengo que ingresar.
—¿Qué pasó? —dice gaston.
—Nada.
—Ah. Sólo pareces… no importa.
—¿Qué?
—No lo sé. ¿Está todo bien?
—Sólo digamos que pablo piensa que mi mamá es… bueno, sólo digamos que ella tiene un buen grupo de fans en la demografía de hombres jóvenes.
—¿En serio? —gaston se ríe, pero luego se detiene cuando ve mi cara y se pone un poco rojo—. No lo quise decir de esa manera. rocio, yo…
—Cállate —digo—. Una palabra, una sola broma, y te juro que te golpearé dolorosamente en el ojo. Repetidamente.
Entonces, gaston se calla, y trabajamos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario