viernes, 21 de octubre de 2011

PERFECTO CAPITULO 7

No sólo esa noche, de todas maneras. Comencé a reunirme con Gaston cada
noche en el trabajo. Algunas veces nos encontrábamos junto a los
contenedores de basura. Algunas veces nos encontrábamos en la tienda de
mi papá. Una noche, nos besamos fuera de una tienda cerrada. La puerta de
atrás estaba abierta, proponiéndose, tal vez por los estantes vacíos y las
lámparas apagadas en su camino, y en ese pequeño, y oscuro lugar, era como
nuestro propio mundo. Todo en lo que podía pensar en el camino a casa esa
noche eran en cómo se sentía la piel de la espalda de Gaston, y cómo se sentía al
tocarla. Porque yo la había tocado.
Nos encontramos cada noche, y nunca hablamos sobre eso. Pero una mañana,
después de que yo pasara todo el camino desde casa pensando en nosotros
dos en la oscuridad de ese cuarto, en nuestro pequeño mundo, él dijo ―Rochi
en el pasillo después del primer periodo, y usó esa voz.
La voz que usaba para hablar con las chicas. Otras chicas. Nunca la usaba
conmigo.
Pensé que había oído esa voz antes, cuando no sabía cómo era besar la piel
detrás de su oreja. Pensé en él diciendo mi nombre con esa voz, cuando
presionar mi boca contra la suya era sólo un sueño.
No quería que lo dijera ahora.
No quería oír esa voz porque, si lo hacía, lo que pasaba entre los dos estaría
allí afuera, libre. Real. Y no tenía un buen historial con eso. La vida real no
era amigable conmigo, y me mantenía vendiendo vitaminas en el centro
comercial. La vida real me tenía compartiendo un baño con mi hermano y mi
abuela.
Por lo tanto, definitivamente no estaba interesada en lidiar con Gaston y la
realidad, especialmente no en la escuela, en frente de todo mundo.
--Olvídalo, no voy a decirte qué se supone que teníamos que estudiar para el
examen. Nadie puso una pistola en tu cabeza y te obligó a dormirte en clase.
—Yo... —dijo, y tocó mi hombro, deteniéndome—. Mira, no es que no aprecie
tu completa falta de interés acerca de si pasé biología o no, pero...
Fue interrumpido por Sarah, quien era porrista junto con Mery, y quien era
linda en la clase de sé—que—soy—linda que sólo chicas como ella podían
tener. —Hey, gaston. ¿Por qué no me devolviste la llamada acerca de ir al
partido de anoche?
Eso, justo allí, era la realidad dándome una bofetada. Fuerte.
—Tenía que trabajar —dijo Gaston—Debí de haberte llamado. Lo siento.
—Oh, no, no te preocupes —dijo Sarah, y se apoyó en él, presionando sus
pechos contra su brazo—. Sólo no olvides que me la debes —se fue,
moviendo las caderas, y balanceando su falda de porrista.
—¿Por qué no solamente hizo una súper voltereta mortal hacia atrás y te
flashea? —murmuré, y entonces miré a Gaston.
Él me estaba mirando, y era extraño, una mirada intensa, como si estuviera
tratando de mirar dentro de mí.
— Quítame esa mirada de muerte —dije—No te diré qué vendrá en el
examen. Además, tienes mayores problemas que eso. Quiero decir, le debes a
Sarah, y todos sabemos que las porristas son como la mafia de la secundaria.
¿Quién más haría que la gente pague 10 dólares por el lavado de un auto?
Sus labios se curvaron. —No es tan mala. Y, mira, se supone que sólo la
ayudaría a salir con esa cosa de la noche del partido. No es gran cosa o...
—Ahórrame las historias de ti y la creación del espíritu escolar con rutinas
de baile y letras que digan ―JHS manda‖ pintados en tu pecho huesudo.
Esa noche, en el centro comercial, presionada contra la pared de la tienda de
papá, Gaston se rió cuando mis manos pasaron bajo su camisa, mis pulgares
frotándole bajo la piel de las costillas.
—¿No es demasiado huesudo? —dijo.
— Qué puedo decir... hago mis sacrificios —le dije, y sentí algo dentro de mí
que se debilitó cuando él rió otra vez, y sus ojos se arrugaron en las
esquinas.
—Yo... —dijo, pero lo besé antes de que pudiera decir algo. Y antes de que
pudiera pensar en él sin su camiseta. Con Sarah.
De camino a casa, mi papá me dijo: —Has estado realmente deseosa de sacar
la basura o poner más productos en los estantes en la tienda. Me encantaría
darte un aumento, o pagarte, pero...
—Papá, sólo estoy tratando de ayudar. —No quería que siguiera hablando. Me
sentía rara tomando crédito de las cosas que estaba haciendo para tener
regulares sesiones de besuqueos. Además, quería pensar en Gaston, y no en las
cápsulas de Perfect You.
Al día siguiente,Mery me sonrió antes del último período.
Yo iba a clase, y vi a Sarah acercarse a Gaston y hacer lo único que las chicas
como ella pueden hacer: sonreír y sacudir su pelo y lograr de alguna manera
estar de pie como si hubiera un foco brillando sobre ellas, mostrando cuán
perfectas son. Odio a las chicas que pueden hacer eso.
También me gustaría poder hacerlo.
De todos modos, lo importante es que no soy celosa. Pensé que podría serlo,
porque nos besuqueamos, pero me sentí bien. No bien como: ―Oh, espero que
Gaston y Sarah se reúnan y vengan a besuquearse delante de mí en el trabajo‖,
bueno, porque eso sería una locura. Pero bien como: ―Yo sabía que acabaría
con alguien como ella‖.
—Ay —dijo alguien, y aparté la mirada de Gaston y Sarah y me di cuenta que
caminaba a la derecha de Jennifer S.
.
Entonces fui más despacio, así ya no tendría que tratar de hacer conversación
con ella, y terminé caminando a la derecha de Gaston y Sarah, que seguían
hablando. Sólo los miré por un segundo, lo juro pero, naturalmente, fue el
único segundo en el que gaston optó por no mirarla a ella y me vio.
—Oye Rochi —dijo—. Espera un segundo.
Le sonrió a Sara y luego caminó hacia mí. Sarah se apartó de mí sin siquiera
mirarme y le dijo: —Voy a visitarte al trabajo pronto —pasó rozando una
mano lentamente por su espalda antes de contonearse lejos.
—Oh, el toque lento de espalda —le dije—. Debe ser serio. —Podría haber
mordido mi lengua tan pronto como lo dije. Para alguien que no era celosa,
estoy segura de que sonaba como una.
Y puesto que quería arrancarle la mano y saltar arriba y abajo sobre ella,
estaba en cierto modo sintiéndolo también. No era una buena señal.
—No es tan serio —dijo, sonriéndome—. Como ella dijo, ni siquiera ha venido
a verme al trabajo. Ahora, si alguien lo hace, y después me compra un
pedazo de pizza o algo, podría ser serio.
Yo no iba a interpretar eso. No lo haría. Diría algo inteligente. O por lo menos
un poco inteligente.
—Uh —dije, sonando como una idiota, en su lugar, y fue entonces cuando
mery andaba por ahí, sosteniendo la mano de pablo, y sonrió.
En realidad sonrió. A mí.
Era como si supiera lo que estaba pasando con gaston y me salvara de mí
misma. Era como si ella fuera mi amiga otra vez. Quiero decir, sabía que no
era eso por lo que ella estaba sonriendo, lo sabía. Pero si no hubiera
sonreído, probablemente le hubiera dicho a Gaston algo estúpido como: ―Me
gusta la pizza‖, o peor aún: ―Voy a ir a verte al trabajo‖.
Por suerte, no dije nada de eso. Me sorprendió tanto lo que había sucedido
(¡mery sonriendo! ¡A mí!), que todo lo que pude decirle a gaston fue: —Yo...
adiós —lo cual no fue inteligente, pero tampoco estaba rogando por una cita.
Si
todo volviera a la normalidad, lo único que echaría de menos sería a gaston
Ese era un pensamiento aterrador por un montón de razones, y me hizo
pensar sobre lo que él había dicho antes, que, naturalmente, me dio más de
qué preocuparme. ¿Qué había querido decir con eso de verlo y pizza?
¿Realmente significa algo? ¿O sólo estaba hablando? ¿Por qué no podían los
chicos venir con un decodificador?
—¿rochi?
Miré hacia arriba. Era mery. Aquí. Ahora.
Me obligué a parpadear. Ella todavía estaba allí.
—Dios, rochi —ella dijo—. ¿Qué te parece? Quería hablar contigo.
Ella me miró. —Tú... eres tan tú, Rochi —dijo, y luego sonrió—. Te vi hablando
con Gaston antes del último periodo hoy. ¿Todavía te vuelve loca?
Ella no tenía idea. —Bastante.
Su sonrisa se ensanchó. — Realmente te extraño, sabes.
------------------------------------------------
—Hey, ¿dónde está tu caja de zumo?
Miré hacia arriba y vi a Gaston junto a la mesa, una rebanada de pizza en un
plato de papel que descasaba en una mano y un refresco en la otra. Hoy, su
etiqueta con su nombre, decía ―el tipo del zapato‖. Yo quería darle un beso
tanto que no pude pensar con claridad por un momento.
—¿Qué? Oh, está bien. Ninguna caja de zumo hoy —dije, y puse la caja sobre
él, hurgando en la envoltura de plástico que cubría mi sándwich con un dedo.
Esto rezumó la jalea hacia mí.
—¿Puedo sentarme?
Tiré mi zumo. Por suerte, no lo había abierto aún. —¿Qué? ¿Por qué?
—Porque cuando como de pie, la gente me mira raro.
Me eche a reír. —No es por eso por lo que te miran.
—Agradable —dijo, sonriendo, y se sentó.
Yo no sabía qué hacer, así que cogí mi zumo y lo abrí. Entonces me di cuenta
de que no tenía una pajita. Sé que se supone que se puede tomar de la caja,
pero no había manera de que yo fuera a intentar eso. Habría sido mejor
simplemente verter el zumo directamente sobre mi camisa.
Eché un vistazo agaston. Él me miraba, y yo no sabía por qué estaba sentado
conmigo. Después de que habíamos empezado a reunirnos en la noche, yo a
veces lo he visto en un descanso cuando tomaba el mío, pero siempre me
había ido antes de que pudiera verme, incluso si eso significaba matar el
resto de mi descanso sentada junto a nuestra área de almacenamiento.
—¿Cómo va el trabajo? —dijo.
Esto era exactamente el por qué yo siempre me marchaba. Yo no quería
hablar de eso con él.
—Bueno —dije—¿Y tú? —¿Qué estaba haciendo? Sonaba como un monstruo.
Un monstruo aburrido.
—Bueno, vamos a decirlo de esta manera. Acabo de pasar una hora tirando
de papel de seda de zapatillas de deporte para un tipo que quiso probarse
quince pares antes de decidir que no quería zapatos nuevos después de todo.
—Puedo superar eso. Sólo averigüé que mañana voy a estar repartiendo
camarones.
Él me sonrió, y yo trataba de no mirar sus hoyuelos. —Voy a estar cerca y con
los pies de otras personas por ahora. Gano.
—¿Has visto como actúa la gente alrededor de la comida gratis?
—Por extraño que parezca, lo sé —dijo—. Realmente no es bonito, así que tal
vez no gano después de todo. Podemos hablar de ello más tarde, si quieres.
Se supone que tengo que tirar la basura y romper las cajas a las nueve.
—He quedado con alguien —dije, y él no dijo una palabra. Él no hizo nada. Se
quedo allí sentado, su descolocación de sonrisa y su porción de pizza
suspendida a medio camino entre el plato y su boca.
—mery —añadí tontamente, como si de alguna manera fuera a preocuparle.
—Ah —dijo, y dejó la pieza de pizza sólo para recogerla otra vez, como si
hubiera olvidado qué hacer.
Entonces nos quedamos sentados allí por un tiempo. Yo quería salir, pero
todo era tan extraño que me daba miedo, por lo que se comió su pizza y me
quedé en la mesa, haciendo caso omiso de mi sándwich y escogiendo mis
pasas de uva, esperando no masticar demasiado fuerte. O trozos de ellos se
me pegarían a los dientes. ¿Cómo podía ser que estar con él fuera tan difícil?
—Entonces, ¿qué pasa con este fin de semana? —dijo, y le miré, sorprendida.
—¿Fin de semana?
—Ya sabes, mañana… bueno, mañana por la noche, sábado y luego el
domingo? Tradicionalmente conocido como el fin de semana. ¿Vas a…
trabajar?
—Probablemente —Me sentía… me sentí como la mierda. Por un instante me
había hecho pensar que iba a decir algo más. Invitarme a salir. Yo era tan
estúpida.
Me puse de pie, agarré mis cosas y apreté mi caja de pasas vacía en una
pelota. —Tengo que volver al trabajo.
Se puso de pie también. Tenía la cara roja. —Yo también.
Los dos nos detuvimos en el mismo cubo de basura, una especie de caminar
juntos, pero realmente no, y después de tirar nuestra basura, nosotros nos
quedamos allí de pie. Fue horrible, pero yo no me atrevía a salir.
—No tengo que regresar enseguida —dijo finalmente, mirándome.
—Lo mismo digo —dije. Me sentí como si hubiera estado molesta con él por
lo que no había dicho antes, pero la verdad era que yo sabía que lo de
invitarme a salir no iba a pasar... era un sueño estúpido.
Además tenía muchas ganas de besarlo.
Por alguna razón, decidió que tenía que tener otra rebana de pizza y después
no comió nada de eso. Me lo comí mientras caminábamos de vuelta al
almacén de papá, mientras me chupaba el queso de mis dedos y haciendo
una mueca cuando me lo encontré mirándome con una expresión muy
intensa, casi como su aspecto justo antes de que nos besáramos.
—Es sólo queso —dije.
Sacudió la cabeza, empujando las manos en sus bolsillos mirando la vitamina
cada vez mayor de papá.
— rochi, mira, sobre este fin de semana —dijo, y le besé antes de que pudiera
decir nada más. Así podía fingir que había hecho más que preguntarme si yo
estaba trabajando.
Así podía fingir que me había invitado a salir.
Pasé el resto de la noche en un ánimo extraño. Yo era realmente feliz y
realmente no feliz al mismo tiempo. No podía esperar a ver mery, pero tenía
miedo de que no se presentara, o que ella apareciera con eugenia y se rieran de
mí.
Y luego estaba gaston. Hasta esta noche, no había pensado en salir con él, por
su parte… bien, había sido objeto de un montón de fantasías, pero eso fue
todo. Yo no había pensado alguna vez en algo más, porque sabía que gaston
siempre estaba saliendo con alguien. Además, yo había visto a Sarah con él,
¿y quién escogería besos de mí sobre los besos de ella? Pero él me había
comprado pizza. A pesar de lo que había dicho, yo sabía que él había
conseguido esa pieza extra para mí, para que yo tuviera algo de comer que
no fueran las pasas que había recogido. Y eso fue tan inesperado, y tan dulce,
que no lo pude evitar… a él. Mucho.
Además, era un muy buen besador.
Al día siguiente, me topé con Gaston justo después de terminar el último
período.
—Voy a mi locker —dijo él, como si esas palabras explicaran algo. Y no lo
hacían, porque yo sabía exactamente dónde estaba el locker de Gaston, y no
estaba ahí.
Obviamente, no podía decirle eso.
—Yo ya me voy caminando —dije, y me arrepentí tan pronto como las
palabras salieron. Gaston podía pesar que le estaba pidiendo que caminara
conmigo. Yo no quería ser patética.
Más que de costumbre, quiero decir.
Él asintió con la cabeza. Y, ¡caminó conmigo! —¿Vas a ir a la fiesta de Jennifer
T.?
Yo no sabía que Jennifer T. iba a tener una fiesta. Lo miré, para ver si estaba
bromeando, y él me miró con una sonrisa, en ella había una expresión casi
frágil en sus ojos. Aparté la vista asustada porque si no lo hacía, podría
hacer algo estúpido, como decirle cuánto me gustaba.
—No estoy invitada.
—Le escuché preguntarte en el primer período.
¿Había dicho ella algo sobre una fiesta? Ahora que él lo mencionó, la recordé
murmurándome durante biología, pero había estado tan ocupada pensando
en si Mery me diría cualquier cosa —ella no siempre me miraba una vez al
día—, que yo realmente no quería escuchar—. Oh, pensé que estaba hablando
de otra cosa, pero sí, creo q podría ir.
—Yo también.
—¿De verdad? —caminábamos casi lo suficientemente cerca como para que
nuestros hombros se tocaran, y tuve un repentino —y loco—Deseo de
contarle lo de anoche, sobre cómo hablé con mery. Para preguntarle lo que
pensaba. Me pregunté en qué estaba pensando ahora, y deseé poder
preguntarle por qué me estaba preguntando por la fiesta de Jennifer.
—Sí. ¿Nos vemos por allí? —dijo, y me dio esa mirada otra vez, la intensa que
me hizo querer empujarlo contra la pared y besarlo hasta que ya no pudiera
respirar.
—Claro que sí. —Yo estaba orgullosa de lo tranquila que sonaba. Incluso, casi
sofisticada.
Quiero decir, sólo iba a ir a una fiesta, y si una persona especial estaba de
paso allí, entonces él estaría allí. No era como si fuera la gran cosa o algo así.
Me acordaba de eso mucho, especialmente después de cambiarme la ropa
unas cuatro veces. Y luego me sorprendí imaginando conversaciones con
gaston
gaston: Bueno: ―rochi, eres tan hermosa, no puedo dejar de pensar en ti.
Yo: ―Eres tan dulce. Dime más‖.
Gaston Malo: ―Oh, oye, rochi. No te vi. Estaba muy ocupado besuqueándome con
Sarah
Yo: ―No te vi tampoco, porque estaba buscando mi… mi cita
Él: ―¿Cita? ¿Tú? Oh, eso es divertido. ¿Sarah no es Rochi graciosa?‖
Una vez que había encontrado por fin algo para usar que no estaba
totalmente horrible, fui al baño a cepillarme los dientes.
Había pasado tanto tiempo pensando sobre Gaston,
preguntándome si iba a estar en la fiesta, que no había pensado en la parte
real. —
.
La fiesta de Jennifer había comenzado
— Incluso me dijeron que nos les gustaba mis zapatos —dijo ella, y luego
rompió en lágrimas.
—Son lindos zapatos —le dije, buscando alrededor a Gaston.
yo hice como si no me importara que Gaston no estuviera allí.
Eso es. No estaba allí. gaston no había llegado.
Yo realmente pensaba que él vendría, que había preguntado por esta noche y
la fiesta, porque... bueno, porque él hubiera querido que yo esté aquí. Fui tan
estúpida.
Yo quería ir a casa, pero tan pronto como le dije a ella que me iba, Jennifer S.
empezó a llorar de nuevo y me rogó que no me fuera porque no quería estar
sola. Podría contar con eso.
,de repente vi a gaston.

No hay comentarios:

Publicar un comentario