viernes, 21 de octubre de 2011

PERFECTO CAPITULO 6

En lugar de eso, terminé besando a Gaston otra vez.
las luces de neón el patio de comidas daban de sombras
brillantes, y entonces vi a Gaston. Estaba en su uniforme de Deportes Shack,
devorando una hamburguesa como si no hubiera comido en todo el día.
Tenía un poco de mostaza justo encima de su labio superior, y cuando me
vio, se lo quitó con la lengua, tragando su último bocado, y luego me miró,
con las luces del puesto de comidas dándole extraños colores a su rostro.
La forma en que me miraba me hizo pensar en antes, y me llevé una mano en
mi cuello. Su beso no había dejado una marca, pero juro que todavía lo
sentía. Me sonrió entonces, como si supiera lo que estaba pensando; y no sé
qué tenía esa sonrisa, pero cuando la vi, la escuela y mis padres y Mery y las
vitaminas y todo lo demás no importaban. Ni siquiera podía pensar en nada
de eso.
Y me gustó esa sensación. Me gustó mucho.
Yo quería sentir eso de nuevo, de hecho, y cuando él me dijo: ―hola, del
mismo modo en que lo había hecho por la mañana, yo le dije: —Tengo que
volver a trabajar, pero voy a estar en nuestro armario de almacenamiento,
detrás de Toy World, en unos diez minutos.
Me miró, sus ojos imposibles de leer, pero por la forma en que se había
quedado congelado, sabía que lo había sorprendido.
Entonces éramos dos los sorprendidos.
No podía creer lo que acababa de decir. Yo nunca hacía cosas así, nunca.
Mery era la que tenía ideas y que nunca tenía miedo de decir lo que pensaba.
mery era la que se atrevía a hacer cosas, la que me convenció de ponerme
agujeros en las orejas, aunque yo estaba realmente asustada, ella era la que
se había convertido a sí misma en otra persona. Yo me limitaba a seguirla,
feliz de ir a donde ella quisiera ir. Y entonces ella se había ido, y yo me había
vuelto más callada, más encerrada en mí misma. Supongo que ese beso con
Gaston había destruido parte de mi cerebro.
O, en el fondo, yo realmente quería un momento como el que había tenido la
noche anterior. Yo quería besarlo de nuevo
Pero cuando volvía a entrar al centro comercial, esa dosis momentánea de lo
que sea que me había hecho hablar con él, como que se perdió, y después de
varios minutos de estar pie en el pasillo que conducía a nuestro espacio de
almacenamiento, me apoyé en la pared y suspiré.
Yo no podía hacerlo. Fue un error, y lo sabía. Tenía que volver al trabajo.
Además, ¿cuáles eran las probabilidades de que él incluso se apareciera?
Bajas. Inexistentes incluso, porque cuando mi papá me envió a coger botellas
de los geles de ajo que quería exhibir un par de minutos después de volver a
la cabina, gaston no estaba allí.
La decepción se apoderó de mí, y me dije que estaba siendo estúpida, que yo
sabía que él no se presentaría.
Pero me sentía decepcionada de todos modos.
Oí un ruido, miré por encima de mi hombro, y luego casi dejo caer la caja.
Gaston estaba de pie un poco más atrás de mí, apoyado contra la pared, como si
estuviera tratando de parecer relajado, pero no lo lograra del todo. Me miró
mientras luchaba para colocar la caja en otro estante abarrotado, sin ofrecer su ayuda, y el impulso abrumador que había sentido por darle un beso
comenzó a parecer mucho menos abrumador.
—No te preocupes, estoy bien —le dije.
—Como si fueras a permitir que te ayude —dijo, dando un paso hacia mí—.
Además, ahora se supone que debería estar contando los cordones de mis
zapatos en nuestro lugar de almacenamiento. Supongo que ahora voy a tener
que quedarme hasta tarde para hacerlo.
—Yo no te pedí que hicieras eso.
—Yo no dije que lo hubieras hecho. —Dio otro paso hacia mí.
—Bien —dije, pero mi voz salió muy tambaleante y suave.
Entonces él me besó. Tocó los lados de mi cara, mi cuello, y luego puso sus
manos en la parte baja de mi espalda, acercándome a él, y todo mi cuerpo
ardió. Él sabía como a canela, lo que me sorprendió porque lo había visto
comer una hamburguesa, y entonces me di cuenta de que debe de haber
comido una menta o algo y eso sólo... me derritió.
Podría haberlo besado por siempre, creo, pero una vez más, las vitaminas me
arruinaban la vida. La puerta del pasillo se abrió y Papá gritó: — rochi, ¿has
encontrado los geles de ajo?
Salté como si él estuviera junto a nosotros, y Gaston me tocó el hombro,
susurrando: —Tu papá, ¿verdad?
—Sí, me tengo que ir. —Traté de fingir que no me había dado cuenta de que
el hecho que él me susurrara al oído me había dado piel de gallina, y me
marché antes de que él pudiera notarlo. O decir algo.
Podría decir que no sé por qué me alejé así de nuevo, pero eso sería una
mentira. Me alejé para poder ser la que se iba, y me fui para no tener que ver
cómo él se iba primero.
Me senté en la cabina y
me pregunté qué demonios había sucedido. Básicamente, le había pedido a
gaston que me besara. ¿Por qué había hecho eso? ¿En qué había estado
pensando?
No había estado pensando. Ese era el problema.
Yo no podría hacer frente a la escuela, por miedo de que gaston podría decir
algo, y también por miedo a que no dijera nada, y en la mañana traté de
convencer a mamá que estaba enferma. Aunque me levanté cuando ella dijo
que la abuela se quedaría en casa conmigo y, antes de darme cuenta, estaba
en camino al primer período, temiendo lo que iba a suceder.
Sólo que no pasó nada.
Entré a clase y gaston estaba hablando con Jennifer M., sonriendo y asintiendo
con la cabeza y sin notarme para nada. Quería golpeaba. Y a él. Y luego
volver a casa y pasar el día comiendo helado.
Era una sensación muy angustiante.
—¿Pudiste entender la lectura? —Jennifer S. me preguntó cuando me senté.
La miré, totalmente sin importarme que Gaston seguía hablando con Jennifer M.
De hecho, yo esperaba que ellos dos se juntaran. Su locamente celoso novio,
que jugaba al fútbol y tenía un cuello del tamaño de mi pierna, lo rompería a
Gaston por la mitad.
—Más o menos —le dije, y Gaston miró por encima de su hombro a mí entonces,
haciendo clic con su bolígrafo una y otra vez muy rápido. Por un segundo,
pensé que parecía nervioso.
—Así que... lo de anoche —dijo, y tan pronto como lo hizo, yo sabía lo que
venía. El discurso de: ―Mira, anoche estaba borracho/en un lugar realmente
malo/etc., y yo no te veo de esa forma‖. Yo había oído a vicco decirlo un
millón de veces, y siempre empezaba así.
Yo no quería escucharlo ahora, en especial no delante de todos.
—No me importa, sólo deja de hacer clic con el bolígrafo, ¿vale? —Dije, y
volví a mirar a Jennifer S—. ¿Tú la entendiste?
—Todo lo que recuerdo es que cuando la gente tiene ciertos tipos de anemia,
terminan comiendo cosas como pintura.
—Y tierra —dijo gaston, metiéndose como siempre. Me miró de nuevo—. ¿No te
importa? —Casi parecía herido.
—Sí. No me importa, así que por favor ahórrame el discurso.
—¿Discurso?
—¿Qué eres, un eco?
Me miró por un momento, y luego sonrió igual que la noche anterior. —¿Qué
clase de discurso se supone que debo hacer?
Nerviosa, miré mi escritorio, y me quedé mirándolo hasta que comenzó la
clase.
Por supuesto, terminó siendo día de grupos. Y adivina quién estaba en mi
grupo…
Correcto. Jennifer M., con quien seguía teniendo sentimientos residuales de
odio irracional; Kim, quien en realidad pensaba que ser el tesorero del
consejo estudiantil significaba algo y gastaba todo su tiempo en debatir
acerca de películas antiguas de la década de 1980; y Gaston
í—. Vamos a concentrarnos en la lectura. rochi, ¿qué piensas
de la sección sobre la tipificación de la sangre?
Yo lo había leído la noche anterior, mientras me preocupaba acerca de lo que
había sucedido con Gaston, y no recordaba nada al respecto. —Pensé que era...
Bueno, era interesante. ¿Qué te parece a ti?
Jennifer suspiró. —No lo leíste, ¿no? Gaston, por favor dime que tú lo leíste. No
te preocupes, sé que lo hiciste. ¿Qué te pareció lo de la sangre?
Casi pude oír sus pestañas revoloteando. Me acordé que yo salía con ella, y
que, además de una tendencia a pelearse con Jennifer S. y T. unas contra
otras, no era tan mala. ¿Y quién quería a gaston de todos modos?
No hice caso de la pequeña voz dentro de mí que decía: ―¡Yo!‖
—Creo que es realmente complejo —dijo gaston—. Pasaron un montón de
cosas, ¿sabes?
—Absolutamente —dijo Jennifer—. Te refieres a cómo los tipos de sangre
fueron descubiertos, ¿verdad?
—Claro. La evolución de todo —dijo Gaston
Muy bien ¿cómo es que ella no se daba cuenta que claramente él no había
hecho la lectura tampoco? Me aclaré la garganta, y él me miró, sonrió otra
vez, y luego miró a Jennifer.
Mientras ella estaba distraída, Gaston se inclinó hacia mí. – Tienes que mejorar
tus habilidades para mentir —susurró.
—¡Oh, por favor! Si yo tuviera hoyuelos y pretendiera que todo lo que dijo es
interesante, ella estaría encima de mí también —le susurré.
Se echó a reír. —¿Así que estás diciendo que eres inmune al encanto de gaston?
—Definitivamente soy inmune a cualquier cosa que tú llamas ―encanto de
Gaston, perdedor.
Se estiró, sin dejar de sonreír. Su camiseta se subió, mostrando un poco de
su estómago, y vi a Jennifer girarse y mirar ese pequeño trozo de piel como
si hubiera sido hipnotizada. Honestamente, es tan triste la forma en que
algunas chicas se ponen totalmente estúpidas por…
Volvió a acomodarse la camisa hacia abajo, y me miró mientras lo observaba,
sonriendo una sonrisa lenta que hizo que me dieran ganas de golpearlo. Y
luego besarlo.
Me guiñó el ojo y me dejé caer de nuevo en mi silla.
Estúpido Gaston. Estúpida yo.
Otra vez en el pasillo, con filas con cajas y cajas de vitaminas Perfect You,
traté de ponerlas en un tipo de orden y no pensé en Gaston. No me pregunté si
él estaba trabajando. No me pregunté en qué estaba pensando, ni si él estaba
pensando en mí.
No mucho, de todas formas.
No, no habría nada que echaría de menos de trabajar en el centro comercial.
Bueno, una cosa. Una persona. Pero ya ha pasado, había terminado y eso era
todo.
Todavía, estaba aliviada de llegar al primer periodo y encontrar que Gaston no
estaba en el colegio.
No, estaba bastante segura que la decepción que sentía no tenía nada que ver
Con Gaston.
Entonces, Jennifer empezó a hablar de él.
—He oído que gaston no está aquí porque Mónica es una completa ruina y él no
puede lidiar con eso —ella dijo—. Ustedes sabían que estuvieron como juntos
por un tiempo, ¿verdad? Bueno, supuestamente ella fue a verle al trabajo la
otra noche, y él tenía un chupetón de otra chica. Quiero decir, sí, ellos no
estaban juntos más, pero aun así. Él siempre ha tenido a otra chica
esperando, ¿sabíais?
Dibujé una caja pequeña en el borde de una hoja de mi cuaderno. Lo sé.
Todos sabían sobre Gaston. Excepto Pablo, que era tan popular que la conexión
con él requería un nivel social que casi nadie tenía. Infiernos, yo lo había
logrado. Garabateé sobre la caja que había dibujado.
Jennifer M. se apoyó más cerca bajando la voz. —He oído que la otra chica es
una especie de chica rápida elegida al azar.
Qué halagadora. Dibujé otra caja y la rallé, pretendiendo que el papel era la
cara de Jennifer.
—Bueno es Gaston —Jennifer T. dijo—. Él ha estado por lo menos con la mitad
del instituto, o sea quien está libre para él, ¿sabes? Me siento mal por Pablo,
porque la gente a veces dice cosas sobre él y otras chicas, pero tú sabes que
es porque sale con gaston.
—Pero Gaston l no ha estado con casi ninguna este año —Jennifer S. dijo mirando
a Jennifer M.— Quiero decir, excepto Mónica, sólo le he visto con un par de
ellas más...
—Por favor —Jennifer T. dijo a Jennifer S., rodó los ojos hacia mí y luego
volvió a Jennifer M.—Como si tú supieses algo acerca de chicos. No eres
capaz ni de tener a uno mirándote. —Jennifer M. se rió, aunque se veía un
poco incómoda, y Jennifer S. apretujada, sentada con los hombros abajo en
su escritorio. Se veía como si fuese a llorar.
—Lo siento —le dijo a Jennifer T., que actuó como si no hubiese dicho nada y
empezó a hablar a Jennifer M.
Y ahí otra razón por la cual no salía con las Jennifers más. Mery nunca me
hacía sentirme mal por decir algo de la forma en la que las Jennifers algunas
veces me habían hecho sentir. Claro que mery simplemente me ha dejado de
hablar.
Pero ella también me ha vuelto a hablar, de repente, y me ha dicho que me
echaba de menos.
A lo mejor podríamos ser amigas de nuevo. Quiero eso más que nada, y
pienso en eso durante mis primeras clases, me preguntaba si había algo que
yo pudiese hacer para hacer que mery me volviese a hablar.
Una hora y varias salidas en falso en un documento de inglés más tarde, dejé
de fingir que mi descanso era mejor que el trabajo y decidí regresar. Yo
estaba tirando la basura cuando vi a Gastonl. Mi corazón comenzó a latir a toda
marcha, sonando hasta en mi garganta, y mi caja de zumo perdió el cubo de
la basura y aterrizó en el suelo, mostrando el personaje de dibujos animados
de la caja.
—A mi vecino de al lado le gusta eso —dijo Gaston—. Él tiene seis años.
—¿Se supone que es un insulto? Porque tú eres el que discute cajas de zumo
con un niño de seis años de edad.
—Hablamos de cereales también. —Me sonrió, y me acordé del beso de una
manera que fue increíble y aterrador. Asombroso porque, bueno, ¡besos!
Miedo porque no me gustaba lo feliz que me puse al verle.
Me agaché y cogí la caja de zumo, sin darme cuenta de que terminaría
poniéndome en cuclillas junto a él, tan cerca que si yo extendiera la mano,
podría descansar mi mano en su pierna y luego… bien.
Sé que se supone que yo no pienso en ese tipo de cosas, su cuerpo, quiero
decir, pero el hecho es que lo estaba haciendo. Yo lo hice. Lo hago.
Retrocedí un poco, tratando de despejar la cabeza y de repente temiendo que
todo el mundo en el centro comercial pudiera leer mis pensamientos, y me
estrellé contra una mesa cuando me levanté. —Hey, cuidado —el chico sentado allí dijo—. Casi te atropello con mi comida
—No te preocupes, estoy bien —le dije—. Lo siento, tus patatas se
tambalearon. Debe de haber sido muy traumático para ti.
—No me vengas con mierda, niña —dijo el chico—. He tenido un día largo, y
tengo que ir a mi segundo trabajo en breve. Tal vez cuando crezcas te darás
cuenta de que la vida no es todo acerca de ti.
—Oh, pero ya sé eso, porque es evidente que es todo acerca de ti. —Fue una
gran línea de salida.
Lástima que revientan al olvidar la caída del jugo que llevaba hasta lo poco
que siempre está al acecho en el fondo saltó sobre mi mano.
Lo tiré en el siguiente cubo de basura que pasé, con la esperanza que el chico
de bigote estúpido no estuviera mirando, luego me limpié la mano en mis
pantalones vaqueros y crucé el pasillo fuera del patio de comidas.
—Rochi Oye, rochi, espera un segundo.
gaston. Me detuve y me volví, aturdida porque había llegado detrás de mí. (¡Yo!)
—Lamento lo de ese tipo —dijo.
—Sí, bueno, si yo tuviera ese tipo de bigote, también estaría de mal humor. —
Espera, ¿acababa de implicar que yo tenía un bigote propio? ¿Por qué hice
cosas por el estilo? ¿Por qué?
gastonse rió, y me relajé. Un poco.
—Tienes razón. Pero entonces es de lo que se trata la vida. Que es una
especie de miedo. —Se metió las manos en los bolsillos y se quedó en
silencio.
Yo no quería mirarlo como si estuviera esperando a que dijera algo más,
aunque lo estaba haciendo, así que me obligué a sonreír en lo que yo
esperaba fuera cortés y no ―oh por favor dame un beso‖, caminé y me volví
para irme.
—¿Puedes reunirte conmigo más tarde?
—¿Qué? —Me volví, y me detuve tan rápido que apenas conseguí no tropezar.
—Tengo que romper las cajas en donde… por la basura. Estaré allí a las
nueve, y bien… Ya sabes.
—¿Quieres que me reúna contigo? ¿Eso de las nueve? —Sabía que sonaba
estúpido, pero Gaston acababa de pedirme reunirme con él. Los chicos no me
pedían reunirme con ellos.
—Sí —dijo, y se ruborizó, Gaston se SONROJÓ. Yo no sabía que él pudiera hacer
eso. Sé que debo decir que de pronto parecía vulnerable y sentí una conexión
con su alma o lo que sea, pero la verdad es que sólo quería abordar y luego
hacer para los próximos tres mil años—. Es solo que… Hoy fue una mierda, y
cuando estás cerca, las cosas no parecen tan malas.
—Oh, bien. —Yo no dije nada más. No podía decir nada más.
—Está bien —dijo—, más tarde —y eso fue todo.
Le vi alejarse, segura de que estaba en un sueño porque no tenía voluntad ni
para caminar. gaston me dijo que hice su día mejor. Bueno, que lo hace menos
malo. Pero aún así.
Así que me inventé una escusa, que papá creyó totalmente porque él es mi
padre y también porque estaba distraído con los bocetos que seguía
haciendo para su anuncio, y me reuní con gaston a las nueve. Pienso que
distinguíamos antes de que la puerta del centro comercial hiciera click
cerrándose detrás de mí.
En un momento me mordió el labio inferior, y luego él hizo esta cosa donde
chupó en el mío y cuando toqué su cara, un toque rápido, cuidadoso de mis
manos a lo largo de su mandíbula, cuando los deslicé abajo en sus hombros,
yo podía sentir un poquito el rastrojo. Sólo aquella diferencia, la brusquedad
leve de su piel, me hizo sentir como si estuviera sin hueso. Sin aliento.
Estúpida.
Estaba tan feliz que gaston me pidiera reunirme con él que yo había pasado por
alto el hecho de que me pidió reunirme con él, así que podía ver. Así que se
podría conectar.
Sí, había dicho que estar conmigo hizo su mal día, mejor. Más o menos. Si no
pensara en ello demasiado. Pero yo estaba pensando en ello.
Me aparté. Tenía los ojos cerrados, y vi cómo se abrieron. Si hubiera parecido
molesto, me gustaría saber con seguridad que él sólo quería que yo estuviera
allí con él.
Yo habría sabido que era tan estúpido como yo tenía miedo de estar.
Pero él no parecía molesto. Él sólo miró sorprendido.
—No lo entiendo —dije.
—¿Qué?
—Tú sabes… Esto. Ni siquiera te gusto.
—¿Tú no me gustas? —Parecía divertido, más o menos. Realmente parece
más molesto y tratando de sonar divertido, como la forma en que papá
sonaba cuando hablaba con la abuela.
—No es… quiero decir, eres tan…
—¿Qué?
—Bueno, tú. Como la primera vez que nos conocimos, te burlaste de mí.
—Yo no me acuerdo… —Él se fue apagando—. Odio cuando me miras así,
como que acabo de demostrar directamente alguna teoría que tienes sobre
mí.
—¿Es esa tu manera de decir que no te acuerdas?
Él se encogió de hombros. —Todo lo que hice fue pedir una pluma.
—¿Ah, sí?
—Muy bien. Lo siento. Pero fue mi primera semana en JHS también, y no era
como si estuviera en un lugar donde pudiera decir, ―Hey deja a esa linda
chica en paz‖. Ni siquiera pude encontrar la cafetería.
—Pero no es como si fueras bueno conmigo después, tampoco. —Yo no iba a
decir nada de él pensando que era linda. Yo no lo era. ¡Pero él pensaba que
yo era linda! ¡Yo! ¡Linda!
—Oye, lo he intentado. Tú eres la que me llamó un burro y analfabeto y luego
prácticamente me escupías si yo siquiera te miraba después de eso. Y si no te
caigo bien, ¿por qué estamos aquí?
—Yo… bueno, todo es sólo una especie de… sólo pasó. Y, de todos modos,
no es como si yo te gustara tampoco. —Por lo menos yo no había hecho la
pregunta. Por lo menos no le estaba preguntando si yo le gustaba. En
realidad no, de todos modos.
Me miró por un momento, una mirada extraña, casi una mirada de dolor que
destellaba a través de sus ojos, y entonces me besó de nuevo.
Yo no había hecho la pregunta, pero tenía mi respuesta de todos modos, ¿no?
Fue allí, en su silencio.
Y eso dolió. Estúpido, lo sé, pero lo hizo.
¿Más estúpido todavía? Seguí besándome con él.

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