Me fui a la librería y terminé con la lectura de inglés que no había hecho
anoche, y luego fui a mi primer período.
Jennifer M., quien se sentó frente de mí, agarró mi brazo tan pronto como me
estaba sentando. —¡Estoy aterrorizada!
Suspiré. Esta era una de las muchas razones por las que había dejado de ver
con las Jennifer. Todas ellas estaban constantemente asustadas acerca de
algo. —¿Qué está mal?
—Los PSATs*. Los voy a tomar de nuevo, creo, pero ¿qué pasa si lo hago peor
que la última vez?
—Lo harás bien —Dije, y Jennifer T. se apoyó hacia nosotras y dijo: —Ves, te
lo dije.
Eso hizo que la tercera Jennifer, Jennifer S., mirara nerviosa. Jennifer M. era
la mejor amiga de Jennifer S., o al menos lo había sido en el otoño. Ahora ella
pasaba mucho tiempo con Jennifer T.
Miré hacia abajo a mi escritorio y me pregunté si podría escaparme bajando
mi cabeza y tomando una siesta.
—¿Qué te parece a ti, Gastón ? —Jennifer M. dijo, soltándose de mi brazo para
agarrar el de él. Él se sentó frente a ella también, un escritorio delante de
mí—. Oh, espera, lo hiciste realmente bien, ¿no?
—Sí, pero sólo estaba tratando de mantener el nivel con determinadas
personas. —Gastón se volvió para mirarme y sonrió abiertamente.
—Rochi, pensé que dijiste que solo tú lo habías hecho bien —dijo Jennifer M.
—Lo hice —dije con los dientes apretados—. Gastón está tratando de ser
gracioso. Ríe así él se callará.
Jennifer M. dijo —Rochi, eres graciosa —en el mismo tono de voz que ella
usaba siempre que no entendía por qué yo dije algo, y después empezó a
hablar a Jennifer T. mientras Jennifer S. miraba, todavía luciendo nerviosa.
Gaston las miró por un segundo y luego se giró de nuevo, susurrando —Rochi,
no seas así. Sabes que yo solo lo hice así porque anhelo ver la palabra SAT
seguir a la Universidad y robar tu corazón.
—Uh—huh. Demasiado malo para ti que yo no planeo asistir a la universidad
de payasos.
Él sonrió. —Sólo tú ignorarías la cosa increíblemente dulce que acabo de
decir.
(* PSATs: Preliminares del SAT. Es un test estandarizado que sirve de práctica para hacer el
SAT, además provee becas y aporta herramientas para elegir una carrera.)
—Solo tú describirías a uno de tus estúpidos comentarios como
increíblemente dulce.
—¿Estúpidos? Ahora hay una palabra de SAT. De hecho...
—Sr. Miller, ¿le importa? —Nuestro maestro, el Sr. Clark, había entrado,
oliendo a cigarrillos como siempre.
—Nop —dijo Gastón, y luego movió la cabeza a modo de disculpa cuando el Sr.
Clark lo miró.
—No te preocupes —susurré mientras Gastón se daba la vuelta—. Siempre
puedes buscar qué significa ―estupidez en el diccionario. Será fácil hallarlo
porque tu foto estará al lado de la definición —y entonces sonreí porque
había tenido la última palabra, y eso no había sucedido en nuestras últimas
tres conversaciones.
Sabía que era patético estar feliz por algo como eso. Y realmente mantener la
pista de quien tuvo la última palabra. Pero, hey, tenía que agarrar lo que
pudiera conseguir.
Especialmente porque cuando fui a almorzar, vi a Mery.
Debido a que los períodos de almuerzo en el mandalay son sólo de veinte
minutos de duración, siempre entro en la fila para la sopa o la ensalada. Es la
fila más ocupada, y la más lenta, y al momento en que me dan mi taza de
sopa tibia y la pago, sólo tengo el tiempo suficiente para beberlo antes de ir a
clases. Hoy la fila se movió un poco más rápido que lo usual, sin embargo, y
en el momento en que pagué, había suficiente tiempo para tomar asiento y
tomar mi sopa antes que la campana sonara.
Ahí fue cuando la vi. Mery era una porrista ahora, aunque siempre se riera de
ellas antes, y las porristas comían durante el primer bloque de almuerzo
cuando había un juego de básquet. La había visto unas cuantas veces antes,
siempre rodeada por sus nuevas amigas, siempre sentándose al lado.
Hoy, Mery estaba sentada con lali.
lali era una senior*, y ella era tan popular que podía no hacer nada. Comía
cuando quería, iba a clases cuando quería, y cuando consiguiera un mal
trabajo de teñido y su pelo se volviera naranja, un grupo de chicas teñirían
su cabello de naranja también. Si un actual líder mundial tuviera tanto poder,(* Senior: estudiante de último año).
todos nosotros estaríamos viviendo bajo una gran dictadura. Escalofriante,
pensé.
Vi a Mery reír, sonriendo del modo en que ella lo hacía cuando era feliz pero
avergonzada. La última vez que ella me sonrió así fue el año pasado, cuando
estaba quejándose por su undécimo cumpleaños y recordé que era historia
antigua y ella había conseguido un solo en el coro.
El año pasado, Mery había estado sentándose conmigo, y habríamos estado
hablando de quien sea que estaba en su asiento ahora.
La campana sonó, y engullí mi sopa. Estaba tibia y salada, y mientras yo
tiraba la copa vi a lali y Mery levantarse.
Se abrazaron, y vi a Mery reír de verdad, radiante y amplia, mientras Eugenia
llamaba su atención. Mery solía sonreírme así.
Mery me había tratado como mierda y yo lo sabía, pero no podía odiarla. De
hecho, mirando a Eugenia, quise ser ella, por mucho que me sentí enferma con
eso.
Caminé tras ambas en mi camino fuera de la cafetería.Eugenia ni siquiera me
vio, pero Mery lo hizo. Ella me vio, y algo cruzó por sus ojos, algo parecido a
tristeza. Me detuve, esperando que ella me sonriera, pero se alejó.
Al igual que lo hizo el día en que yo finalmente comprendí que ya no éramos
amigas.
anoche, y luego fui a mi primer período.
Jennifer M., quien se sentó frente de mí, agarró mi brazo tan pronto como me
estaba sentando. —¡Estoy aterrorizada!
Suspiré. Esta era una de las muchas razones por las que había dejado de ver
con las Jennifer. Todas ellas estaban constantemente asustadas acerca de
algo. —¿Qué está mal?
—Los PSATs*. Los voy a tomar de nuevo, creo, pero ¿qué pasa si lo hago peor
que la última vez?
—Lo harás bien —Dije, y Jennifer T. se apoyó hacia nosotras y dijo: —Ves, te
lo dije.
Eso hizo que la tercera Jennifer, Jennifer S., mirara nerviosa. Jennifer M. era
la mejor amiga de Jennifer S., o al menos lo había sido en el otoño. Ahora ella
pasaba mucho tiempo con Jennifer T.
Miré hacia abajo a mi escritorio y me pregunté si podría escaparme bajando
mi cabeza y tomando una siesta.
—¿Qué te parece a ti, Gastón ? —Jennifer M. dijo, soltándose de mi brazo para
agarrar el de él. Él se sentó frente a ella también, un escritorio delante de
mí—. Oh, espera, lo hiciste realmente bien, ¿no?
—Sí, pero sólo estaba tratando de mantener el nivel con determinadas
personas. —Gastón se volvió para mirarme y sonrió abiertamente.
—Rochi, pensé que dijiste que solo tú lo habías hecho bien —dijo Jennifer M.
—Lo hice —dije con los dientes apretados—. Gastón está tratando de ser
gracioso. Ríe así él se callará.
Jennifer M. dijo —Rochi, eres graciosa —en el mismo tono de voz que ella
usaba siempre que no entendía por qué yo dije algo, y después empezó a
hablar a Jennifer T. mientras Jennifer S. miraba, todavía luciendo nerviosa.
Gaston las miró por un segundo y luego se giró de nuevo, susurrando —Rochi,
no seas así. Sabes que yo solo lo hice así porque anhelo ver la palabra SAT
seguir a la Universidad y robar tu corazón.
—Uh—huh. Demasiado malo para ti que yo no planeo asistir a la universidad
de payasos.
Él sonrió. —Sólo tú ignorarías la cosa increíblemente dulce que acabo de
decir.
(* PSATs: Preliminares del SAT. Es un test estandarizado que sirve de práctica para hacer el
SAT, además provee becas y aporta herramientas para elegir una carrera.)
—Solo tú describirías a uno de tus estúpidos comentarios como
increíblemente dulce.
—¿Estúpidos? Ahora hay una palabra de SAT. De hecho...
—Sr. Miller, ¿le importa? —Nuestro maestro, el Sr. Clark, había entrado,
oliendo a cigarrillos como siempre.
—Nop —dijo Gastón, y luego movió la cabeza a modo de disculpa cuando el Sr.
Clark lo miró.
—No te preocupes —susurré mientras Gastón se daba la vuelta—. Siempre
puedes buscar qué significa ―estupidez en el diccionario. Será fácil hallarlo
porque tu foto estará al lado de la definición —y entonces sonreí porque
había tenido la última palabra, y eso no había sucedido en nuestras últimas
tres conversaciones.
Sabía que era patético estar feliz por algo como eso. Y realmente mantener la
pista de quien tuvo la última palabra. Pero, hey, tenía que agarrar lo que
pudiera conseguir.
Especialmente porque cuando fui a almorzar, vi a Mery.
Debido a que los períodos de almuerzo en el mandalay son sólo de veinte
minutos de duración, siempre entro en la fila para la sopa o la ensalada. Es la
fila más ocupada, y la más lenta, y al momento en que me dan mi taza de
sopa tibia y la pago, sólo tengo el tiempo suficiente para beberlo antes de ir a
clases. Hoy la fila se movió un poco más rápido que lo usual, sin embargo, y
en el momento en que pagué, había suficiente tiempo para tomar asiento y
tomar mi sopa antes que la campana sonara.
Ahí fue cuando la vi. Mery era una porrista ahora, aunque siempre se riera de
ellas antes, y las porristas comían durante el primer bloque de almuerzo
cuando había un juego de básquet. La había visto unas cuantas veces antes,
siempre rodeada por sus nuevas amigas, siempre sentándose al lado.
Hoy, Mery estaba sentada con lali.
lali era una senior*, y ella era tan popular que podía no hacer nada. Comía
cuando quería, iba a clases cuando quería, y cuando consiguiera un mal
trabajo de teñido y su pelo se volviera naranja, un grupo de chicas teñirían
su cabello de naranja también. Si un actual líder mundial tuviera tanto poder,(* Senior: estudiante de último año).
todos nosotros estaríamos viviendo bajo una gran dictadura. Escalofriante,
pensé.
Vi a Mery reír, sonriendo del modo en que ella lo hacía cuando era feliz pero
avergonzada. La última vez que ella me sonrió así fue el año pasado, cuando
estaba quejándose por su undécimo cumpleaños y recordé que era historia
antigua y ella había conseguido un solo en el coro.
El año pasado, Mery había estado sentándose conmigo, y habríamos estado
hablando de quien sea que estaba en su asiento ahora.
La campana sonó, y engullí mi sopa. Estaba tibia y salada, y mientras yo
tiraba la copa vi a lali y Mery levantarse.
Se abrazaron, y vi a Mery reír de verdad, radiante y amplia, mientras Eugenia
llamaba su atención. Mery solía sonreírme así.
Mery me había tratado como mierda y yo lo sabía, pero no podía odiarla. De
hecho, mirando a Eugenia, quise ser ella, por mucho que me sentí enferma con
eso.
Caminé tras ambas en mi camino fuera de la cafetería.Eugenia ni siquiera me
vio, pero Mery lo hizo. Ella me vio, y algo cruzó por sus ojos, algo parecido a
tristeza. Me detuve, esperando que ella me sonriera, pero se alejó.
Al igual que lo hizo el día en que yo finalmente comprendí que ya no éramos
amigas.

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