sábado, 15 de octubre de 2011

DEJANDO EL PARAISO CAPITULO 4

Rocio

A Gaston le tomó una semana deslizarse de regreso a su vida sin ningún problema. Salí de la cafetería esta tarde, cuando las chicas populares derrochaban alegría delante de él. Hubiera jurado que pensaba que la alegría era sólo por él.
Como si eso fuera poco, oí decir en Ciencias de la Tierra que Gaston está por salir a la lucha libre este año.
No sólo pierdo a mery como amiga y todo el mundo piensa que soy un bicho raro al caminar, tengo ninguna esperanza de unirme al equipo de tenis o practicar algún deporte nunca más.
Me estoy castigando a mí misma por compararme con Gaston mientras estoy en el autobús para ir a mi primer día de trabajo para la Señora Reynolds. Sólo deseo que fuera más fácil para mí... o menos fácil para él. Me doy cuenta que estoy amargada, pero no puedo evitarlo. He pasado por tanto dolor agonía el año pasado, y volver a la escuela sólo ha hecho hincapié en que clase de paria me he convertido.

Gaston
Estoy sentado en la mesa del patio cuando oigo una voz familiar. —Pensé que podría encontrarte aquí —me gire a mi ex novia Eugenia luce genial
—¿No vas a la feria? —pregunte. Ella se acerca mucho a mí y se inclina—. Fui, pero no estabas ahí —ella dice con un sexy susurro.
—¿Quieres que esté?
—No, porque te quiero todo para mí. Eres una leyenda en Paradise. Todo el mundo está pidiendo a gritos un vistazo del misterioso y peligroso Gaston. —¿Es eso lo que ellos piensan, que soy peligroso?
—Solo estoy comunicando el rumor. Estuviste en prisión, sabes. Oí que varias cosas te sucedieron cuando estuviste ahí para hacerte cambiar.
— ¿Y qué es lo que tú piensas? —pregunte, confuso por sus motivos de venir aquí—. ¿Piensas que soy peligroso?
—En absoluto. —ella esta mirándome directamente a los ojos, pero percibo que está pensando en algo más—. ¿Fue realmente tan duro como dicen?
—A veces —ella gira sus rubios rulos alrededor de su dedo.
—¿Pensaste en mi?
—Casi todos los días —admití—. ¿Qué hay de ti? —ella sonríe.
—Te extrañe. Pero no pude manejar lo que paso.
—No te preocupes, euge. Esa noche estuvo totalmente jodida.
—Me lo estás diciendo a mí —mire a cada lado. Me he estado muriendo por saber la respuesta a esta pregunta.
—¿Recuerdas que paso? —ella parpadea dos veces antes de contestar.
—No mucho. Yo estaba casi tan borracha como tú y corrí cuando la policía vino. Mi padre es el alcalde, tú sabes. Su hija no podía ser encontrada en medio de esa confusa escena.
—Uh huh.
—No esperaba que fueras a la cárcel, Gaston, Yo solo… me asuste.
—Me asuste también. Pero estoy de vuelta.
—Claro que lo estas —mi ego necesita que yo haga la siguiente pregunta. Es extraño, pero esta discusión es la manera de averiguar dónde estamos cada uno en esta relación.
—¿Has estado con alguien más?
—Nadie que importara —¿qué demonios significa eso? No estoy celoso. Está bien, lo estoy. Pero está contigo ahora, una voz dentro de mi cabeza me dice. Y la extrañe mucho. Demasiado. He soñado con besarla de nuevo, sus carnosos labios sobre los míos, frotándome contra ella hasta creer que moriré del solo placer de hacerlo.
—Ven aquí —digo moviendo fuera mi silla para que ella pueda sentarse en mi regazo. Mi libido se pone en marcha, inmediatamente listo para esto—. A pasado mucho tiempo, euge pero estoy en el juego si tu lo estas —ella se sienta en mis muslos y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Observo sus labios con interés mientras ella me sonríe. Mojados, y brillantes labios con lo que sea que se puso antes de venir aquí.
El que hizo esa mierda brillante para labios es un genio. Tomo los extremos de su rubio cabello rizado y los giro entre mi pulgar y el índice. Su cabello se siente diferente de lo que recuerdo. Solía ser más suave. Siempre ame jugar con él.
—Cambiaste el color —dije.
—Es más ligero. ¿Te gusta? —¿qué puedo decir, que se siente más como paja que seda?
—Necesito tiempo para acostumbrarme —sé que ya debería de haberla besado, pero estoy dudando. He besado a Eugenia miles de veces antes. Es impresionante besando, y esos labios están pidiendo que se metan con ellos.
¿Entonces cual es mi problema?
Ella siente la parte superior de mi corte de pelo con su palma.
—Espero que dejes crecer tu cabello. No lo puedo agarrar ahora.
—Veremos.
—Sin compromiso, ¿no es así? —ella río, luego dijo—, te extrañe,. Si me extraño tanto, ¿porque tengo esta extraño sensación de que me está ocultando algo? Mierda, debo dejar de jugar juegos con mi mente y analizar demasiado las cosas. Sé que me va hacer dejar de pensar. Puse mi mano en la parte trasera de la cabeza de euge y pegue su boca a la mía. Cuando mis labios tocan los suyos, la esencia de cereza de la cosa brillante es abrumadora.
En una mala manera.
Mis labios y mi lengua se deslizan contra ella, pero en todo lo que puedo pensar es en cuanto odio las cerezas. Odio la tarta de cereza, odio las cerezas en coctel de frutas o encima de un helado con chocolate caliente. Incluso odio el refresco de cereza. eugenia gime mientras nuestras bocas siguen mezcladas. Su lengua está trabajando horas extras y ella gira su cuerpo por lo que está a horcajadas sobre mí.
Rocio Ahora no solo tengo labios de cereza atados los míos, espero que Rocio no me vea labios cerrados y lengua atada a Eugenia Ni siquiera me pregunten porque me importa.
ella traza un camino de besos hacia abajo, pasando mi pecho y se detiene en la cintura de los vaqueros. Cuando comienza a desabrocharlos, pongo mi mano sobre la de ella para detenerla. Ella me mira, confundida. No la culpo. Estoy jodido de la cabeza y necesito tomarme todo con más calma que antes. Lo juro, un año antes habría saltado a sus huesos incluso antes de llegar a mi habitación.
— ¿Qué hay de malo? —ella dice. Sacudo mi cabeza, froto mi mano por mi cabello y tomo una profunda respiración. Mierda. Estoy arruinando todo. Ella descansa su cabeza en mi hombro y coloca su brazo sobre mi estomago. Se siente muy bien y estoy contento que no me haga hablar de eso. Tal vez ella lo entiende, tal vez ella comprende que no puedo verbalizar mis jodidos pensamientos. Pero entonces ella comienza a inquietarse y luego de unos minutos se sienta.
—Probablemente debería volver al festival antes de que mis padres se den cuenta que me fui. Al final ella no entiende. Justo como todos los demás. Con un movimiento de pelo sobre sus hombros, se desliza de nuevo en sus zapatos y se levanta. Me convencí a mi mismo que las cosas volverían a ser normales pronto. Estoy de vuelta en casa, tengo a mi chica de nuevo. Está bien, admito que las cosas están raras entre nosotros. Su cabello es falso, sus labios saben diferente, y sus besos son frenéticos en lugar de sexy.
—¿Gaston podemos mantener esto entre nosotros como un secreto? Los chicos de la escuela están esperando un gran espectáculo entre nosotros, y no quiero que esto se vuelva raro. Además mi papa se va a postular en las
elecciones de noviembre y el ya me ha prohibido que tenga algún contacto contigo. Sería lo mejor que nadie sepa de esto ahora. Sus comentarios no debieron sorprenderme, pero sí lo hicieron. Yo solo dije.
—Está bien —porque, bueno, ¿qué más puedo decir?
Rocio
Estoy usando un largo vestido estampado que roza el suelo con un suéter azul pálido encima de él. Mamá me compro el vestido porque sabe cómo me siento respecto a exponer cualquier parte de mi pierna izquierda. En el fondo se que también espera que los chicos me vean como Rocio y no como la chica que atropelló Gaston. ¿Adivina que? eso no va a suceder. Chequeo la pista de baile y, gracias a Dios, mi mamá no está a la vista. Pero si veo a Eugenia. Ella está bailando lentamente con Nicolas como si él fuera el amor de su vida.
Mi sueño es encontrar a un chico que me ame a pesar de mis defectos y no me abandone cuando vea pasar a una chica perfecta. Quizás no exista un chico que sea así.
Creo que debo tener esa apariencia perpleja en mi rostro justo en este momento.
— ¿Y que es esa cosa sin sentido sobre no tener ningún amigo? Todo el mundo debe tener por lo menos un amigo.
Yo miro alrededor y encuentro a mery, sentada sola en una de las mesas.. Iría hacia ella, pero lo más probable es que ella me ignoraría.
La Sra. Reynolds pone su mano sobre la mía.
— ¿Es ella una amiga?
—Solía serlo.
—Ve y habla con ella.
—Ni siquiera sabría qué decir.
La Sra. Reynolds deja escapar el aliento con frustración.
—Haz lo que quieras, niña. Pero cuando seas un pájaro viejo como yo, estarás deseando haber tenido más amigos en tu vida. Estar sola no es divertido ¿verdad?
—No. Estar sola no es divertido
Gaston
—Wow, Gaston, ¿quién te vistió? —nico dice sarcásticamente, sacudiendo su cabeza con incredulidad.
Hago una mueca. —¿Me creerás si te digo que mi madre lo hizo?
nico asiente. —Sí. Paradise no era lo mismo sin ti, hombre. Pero esa ropa tiene que irse.
otro se ríe mientras enciende un cigarrillo.
—Tienes razón, nico. Paradise no es el mismo. Vi a la mama de rocio bailando con el tipo de la cafetería. Se veían muy apretados. ¿Crees que son... tú, sabes? Dios sabe que rocio no conseguirá ninguno. Esa chica necesita un montón de cirugías más antes de que vaya a atraer a cualquier tipo. Tal vez podría conseguir una cita para el baile a través de Internet.
—Este es el trato —digo en voz baja y dura cuando agarro su camisa y la retuerzo cerca de su garganta—. Deja de mencionar a Rocio o la cárcel o el accidente. ¿Entendido? Si quieres seguir hablando de más, eso está bien, pero la próxima vez que lo hagas te encontrarás con mi puño. Garantizado.
—Estaba bromeando —se atraganta, con un débil hilo de histeria en su voz—. Por Dios, Gaston, relájate.
Rocio
La Sra. Reynolds está esperándome en el columpio trasero con el delantal en la mano cuando llegue a su casa, justo como ha hecho desde mi primer día en el trabajo. Intenté rechazar la prenda que me ofrecía sin éxito. Así que ahora me la puse y me veo como una completa idiota mientras estoy trabajando.
No es como si necesitara preocuparme acerca de verme bien, de todos modos. gaston y sus amigos dijeron que la única manera de que yo consiga una cita para el baile de graduación es que lo anuncie por internet. Los escuché en el Festival de Otoño hablando acerca de mí. Lloré esa noche porque no puedo girar el reloj y borrar lo que pasó. Gaston se paró ahí con los chicos como si él no tuviera nada que ver con hacerme de esta manera. Su falta de reacción me hirió más que las palabras de su amigo. el timbre suena. La Sra. Reynolds no lo escucha. —Alguien está tocando el timbre —dije.
El timbre sonó dos veces más antes de que pudiera llegar a la puerta. La abrí rápidamente, luego tropecé hacia atrás. Porque la última persona que esperaba ver parada en frente de mí es Gaston.
Y, por segunda vez desde que él regreso, él se acerca para tocarme.

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