sábado, 15 de octubre de 2011

DEJANDO EL PARAISO CAPITULO 12

ROCIO:
tenía todo lo que quería y lo estropee. Gaston me amaba, todo lo que tenía que hacer era mostrarle mis cicatrices para probarle lo mucho que confiaba en él y amarlo de vuelta.
Pero no pude. Algo me estaba jalando hacia atrás a mi coraza protectora.
Le dije a mi mamá que estaba muy enferma para ir a la escuela hoy, así que estoy acostada en la cama. El vestido que la señora Reynolds me compro está colgado en mi armario, un cruel recuerdo de la noche más romántica de mi vida. Gane a gaston y lo perdí igual de rápido.
Cuando me llevo a casa y aparcamos, me dio una pequeña sonrisa y dijo que siempre habíamos sido amigos y seguiríamos siendo amigos.
Eso es lo más importante. ¿Verdad?
¿Entonces porque he estado llorando toda la mañana? Llame a la casa de la Señora Reynolds para ver cómo estaba después de anoche.
El señor Reynolds responde el teléfono. —¿Hola? —dice con voz agitada.
—Hola, es rochi… rocio. ¿Está la señora Reynolds ahí?
El señor Reynolds no dice nada por un largo tiempo y en mi garganta se forma un gran bulto.
—Mi mamá murió esta mañana, rochi.
—No —susurro mientras mi vida se viene abajo—. No puede ser verdad. Estábamos juntas. Anoche ella estaba bailando y riendo y…
—Ella estaba agradecida de tenerte en su vida —el dice—. Ella te quería como una nieta. Más que eso, ella te quería como a una amiga.
Lágrimas resbalan por mis mejillas mientras recuerdo todo el tiempo que pasamos juntas estos últimos meses. Ella me enseño tanto sobre la vida.
—Los narcisos… ella nunca vera florecer los narcisos —le digo, ahogando mis emociones. La voy a extrañar.
En la tarde, mi mamá me conduce a la casa de la Señora Reynolds por última vez. Ella está sosteniendo mi mano mientras Lou nos saluda. —Toma lo que quieras, rocio.
En el cuarto de lavado, toda limpia y doblada, esta el delantal La recojo y la aprieto contra mi pecho. Abro uno de los cajones de la parte superior, y en un pedazo de viejo, manchado y rasgado papel de lino, esta la receta de sus galletas favoritas. Sosteniendo un marco de foto, digo: —Esto es lo último.
Miro la foto de dos personas locamente enamoradas en su día de bodas.
Que los dos descansen en paz.

GASTON

Rocio  no asistió ayer a la escuela, y no la he visto en toda la mañana. Hoy me he pasado dos veces por su casillero, pero ella ha estado tan elusiva como un fantasma.
Durante el tercer periodo no logro concentrarme. Así que tomo el pase para el baño y salgo por la puerta. Pero no me dirijo directamente hacia el baño. Volteo la esquina y me dirijo por el corredor hacia donde sé que se encuentra su casillero. Me he convertido un acechador.
—¿Estás buscando a alguien, gaston? —es eugenia, con su propio pase colgando de sus dedos—. ¿Tal vez a rocio?
—Deja de estar jugando conmigo, eugenia.
Ella destella una macabra sonrisa.
—No, en serio. Es solo que no logro entender que es lo que ves en ella.
—Nada —solo lo digo para quitarme de encima a mi ex—. No veo nada en rocio . Lo único que ella ha sido es una distracción por no poderte tener a ti. —la mierda fluye porque necesito proteger a rocio y a mery a cualquier precio.
El sonido de alguien detrás de mí me hace voltear. Es rocio. Ha escuchado cada una de las falsas palabras que han salido de mi boca. eugenia se escabulle hacia ella.
—¿gaston, le has dicho a rocio la verdad respecto el accidente?
—eugenia. No lo hagas —digo en un tono de advertencia—. O le daré una pista a nico sobre lo que ha estado pasando entre tú y yo.
Si eugenia tuviera garras, las tendría afuera y seria mortal.
rocio cojea en mi dirección.
—¿Qué es lo que ha estado pasando entre tú y eugenia, gaston?
eugenia coloca las manos sobre sus caderas, lista para que comience la pelea.
—Sí, gaston. Dile cuanta veces hemos estado juntos desde que regresaste
¿Qué puedo decir? Quiero contarle la verdad a rocio, voy a decirle la verdad.
Respecto a todo. Pero no aquí, no enfrente de eugenia. Ella no tiene nada que ver conmigo y con rocio.
—Di algo —ordena rocio, sus ojos están en llamas. Cuando no lo hago, ella me da una bofetada y se aleja cojeando.

                                                       *********************
Odio las reuniones de motivación. Así que me parece demente estar atrapado en medio de una el día de hoy, entre todos los días. Pero aquí me encuentro, en el medio de la multitud de atletas mientras las porristas guían al resto de la escuela para animar a todo el cuerpo estudiantil.
Escaneo las tribunas. Mi hermana está mirando hacia abajo, ignorando todo excepto las escaleras. rocio está parada con el resto de la multitud empujando entre ellos tratando de salir. Parece tan frágil parada allí, como un pájaro rodeado por una estampida de elefantes.
Hay algunas sacudidas y empujones. Dos alumnos de tercer año están peleando. Y es justo donde rocio está parada.
—¡rocio, cuidado! —grito, pero ella no alcanza a escucharme. No se da cuenta de la conmoción que hay tras ella, pero soy muy lento y hay mucho ruido. El tipo es golpeado en dirección a rocio, quien tropieza tres pasos y cae sobre sus rodillas.
—¡rocio! —grito, empujando a la gente fuera de mi camino para poder llegar hasta ella. Finalmente la alcanzo y me arrodillo a su lado—. ¿rocio, estás bien?
Ella pestañea, parece como si estuviera mareada y se sienta.
—rocio…rocio..rocio —La multitud comienza a canturrear.
Miro a la multitud y grito.
—¡Callen esa boca de mierda! —pero nadie me escucha. Agarro el codo de rocio. Ella trata de soltarse pero yo la aprieto—. ¿Estás bien? —le pregunto una vez que ella se encuentra en pie. La mayoría de los chicos han parado de gritar su nombre, pero algunos idiotas siguen sin tener nada mejor que hacer.
—gaston, ¿por qué la estas ayudando? La perra es responsable de haberte puesto en la cárcel.
Yo tomo mi puño y golpeo justo en el rostro. Él se me viene encima y estamos uno sobre el otro, puños volando, hasta que el entrenador nos separa.
—¿Dónde está rocio? —pregunto yo.
El entrenador me mira como si yo estuviera loco.
—En la enfermería.
—Tengo que verla.
—La única cosa que vas a ver es la oficina del director, gaston. ¿Qué es lo que te pasa?
Soy escoltado a la oficina de Meyer. No tengo opción.
Pero tan pronto como él deja la oficina, yo salto sobre el escritorio de enfrente y abro la puerta de la enfermería. Los pantalones de rocio están enrollados justo por encima de sus rodillas.
Mi mirada se enfoca inmediatamente en sus cicatrices.
Las furiosas líneas de donde los doctores debieron haberla cocido están rosadas y su pierna luce como si un animal feroz la hubiera arañado. Por su rodilla, donde está el grupo más grande de marcas, creo que tiene un injerto de piel, porque es más oscura y no concuerda con el resto de su suave piel color marfil.
Apartando la vista de su pierna, levanto la mirada en dirección a ella. —Lo siento, rocio —digo.
Su expresión es severa, sus ojos cerrados.
—Vete, gaston. ¿O quieres tomar una foto para poder mostrársela a eugenia? Así tendrían los dos algo de que reírse.
ROCIO:
Gaston ni siquiera sabe que la Sra. Reynolds murió. Cuando lo vi en pasillo esta mañana, iba a decirle. Pero entonces atrape a gaston y eugenia juntos.
Antes de que nuestra relación comenzara, podía entender. Pero yo creía que le gustaba lo suficiente para no necesitar a alguien más. Pensé que lo que teníamos era real. Puaj. No quiero pensar en eugenia y su perfecto cabello rubio y sus perfectos y desvergonzados senos o la manera perfecta en la que camina. Pero no puedo evitarlo. Porque yo no soy perfecta.
Estar sentada en la oficina de la enfermera lo demuestra. Desde que gaston se quedó paralizado allí, sorprendido frente a las cicatrices en mi pierna, he estado muriendo por salir de aquí.
—¿Puedo regresar a clase ahora?
La enfermera de la escuela se inclina sobre mi pierna con guantes de hule, examinándola. Levanta la vista.
—¿Te duele?
¿Se refiere a mi corazón? —No. Está bien —le digo—. De verdad.
—Hay un poco de sangre aquí. Me preocupa que pueda haber daños internos.
—Es sólo una pequeña raspada —le digo mientras la mujer está poniendo antiséptico en una bola de algodón y frota la sangre de mi rodilla—. Se armó un gran problema por nada.
Yo sé por qué Gaston  vino corriendo hacia mí y actuó completamente preocupado. Es porque se siente culpable de que yo escuchara detalles sobre su relación con eugenia. Ese chico sólo dijo la verdad, yo fui responsable de meterlo a la cárcel. gaston y yo nunca deberíamos haber empezado a hablar. Deberíamos haber seguido ignorándonos mutuamente en la casa de la Sra. Reynolds.
Porque si no hubiéramos hablado, no estaría tan unida a él.
Si no hubiéramos hablado, no lo habría besado y querido más. No lo habría dejado manipularme.
La enfermera  no se ve feliz cuando me bajo de la camilla y cuidadosamente bajo mi pantalón. Sin embargo no voy a sentarme aquí y ponerme de mal humor todo el día. Voy a levantarme y mantenerme en alto, ante Gaston, y eugenia... y cualquier otro que decida ponerse en mi camino.
Cuando estoy vestida, doy un suspiro de alivio. Mis cicatrices están cubiertas. Entonces, ¿por qué me siento tan expuesta? Porque gaston ha visto las cicatrices de las heridas que él puso en mi cuerpo.
Las cicatrices constantes que me hacen pensar en él y el accidente todos los días de mi vida.
Por desgracia tengo que pasar por la oficina del director en mi salida. Gaston está sentado frente al escritorio de la secretaria, con la cabeza hundida en las manos.
Como si supiera que lo estoy viendo, levanta la cabeza. Sus ojos me penetran como si estuvieran buscando calor o conexión. ¿Piensa que soy una tonta que quiere ser humillada? Aparto la mirada, espero que la enfermera me escriba un pase y salgo de la oficina tan rápido como puedo.
Como si el día no pudiera empeorar, eugenia está caminando por el pasillo. No me han visto todavía. Me meto al baño de las chicas... ya he tenido suficiente por un día.
Me miro en el espejo del baño. Ojos de color avellana opaco, cabello que no ha decidido si quiere ser claro u oscuro, y una nariz que es demasiado grande para mi cara. En la cima de todos esos defectos, tengo una cojera.
¿Cómo pude alguna vez pensar que podía competir con la perfecta eugenia?
La puerta del baño se abre rechinando. Me escondo en uno de los cubículos y pronto escucho a eugenia decir:
—No me los puedo imaginar besándose. ¿Puedes?
—Por favor, euge, no me hagas asquear. Gaston es, como, un tipo duro de Hollywood y rocio es, como, una idiota total. Probablemente besa con sus labios completamente fruncidos y las manos a los costados.
—Exactamente. Deberías haberla visto esta mañana. Creí que iba a llorar en medio del pasillo.
Las dos se ríen.
Me quiero morir. Olvida mantenerme en alto, en el fondo soy realmente una idiota y una cobarde.
Me asomo por la abertura de la puerta. EUGENIA juega con su cabello largo y rubio.
—Él siempre te va a amar. Ustedes dos tienen un vínculo que no puede ser deshecho —dice la otra chica.
eugenia deja de jugar con su cabello y se apoya en uno de los lavabos.
—gaston le dijo a nico que estaba interesado en salir con rocio.
—¿Por qué rocio? ¿No es ella la persona menos probable para atraparlo? Él la golpeó con su coche, ya sabes. Y ella se aprovecha.
eugenia titubea.
—¿Qué? —pregunta 
—¿Has comprobado los cubículos?
Huy. Soy carne muerta. Equilibrarme en la tapa del inodoro con una pierna mala no es una buena opción.
La puerta de uno de los cubículos se abre rechinando. Oh, no.
Trato de mirar por la puerta, pero no quiero tropezar o hacer ningún sonido que les avise que estoy espiando.
—Ustedes dos son tan patéticas. Deberían haber revisado antes de empezar a balbucear sobre su patética vida.
Es mi prima.
—¿Qué has oído? —dice eugenia
—¿Qué piensas? Lo escuché todo.
—Y te lo guardarás para ti misma, ¿no es así?
se pone las manos en sus caderas.
—No lo sé. ¿Por qué no dejas de difundir rumores sobre mi prima? Ella puede cojear, pero tiene más para admirar que ustedes dos juntas.
Las otras chicas la miran fijamente como si le hubieran brotado alas, totalmente sorprendidas de que su seguidora finalmente demuestre que tiene mente propia
—Pon los pies en la tierra,. No olvides que eras una perdedora y rocio estaba en tu lugar hace un año..
—eugenia, solía adorar el suelo que pisabas porque eras bonita y popular y tenías un novio que el resto de las chicas sólo soñaban que pudieran conseguir. Quería ser popular, ser como tú. Ahora sólo piensa que eres patética.
—Será mejor que tengas cuidado, Sabrina, o simplemente puede ser que te encuentres siendo una perdedora de nuevo tan rápido que tu cabeza dará vueltas —los ojos de eugenia son grandes y salvajes, y creo que si ella tuviera súper poderes habría fundido a mi prima con esa única mirada. Pero ella no tiene súper poderes. eugenia hace con el pulgar y el dedo índice en una “L” sobre su frente, dirigiéndola hacia mi prima.
Mientras que ella está dando la cara por mí y siendo amenazada, yo estoy escondiéndome como una cobarde. Mis manos están sudorosas. Me doy cuenta de que mi propio miedo me retiene. Observo a mi prima dando la cara por mí sabiendo que el resultado final no va a ser bonito. Siento el espíritu de la Sra. Reynolds dándome coraje.
Empujo la puerta del cubículo abriéndola ampliamente, el fuerte chirrido alerta a las tres de mi presencia.
La cara de mi prima está tan sorprendida como la de eugenia y su amiga. eugenia emite una risa nerviosa, pero se recupera rápidamente.
—¿Es este, como, el baño designado para perdedoras y nunca tomé nota?
—Eres igual que tú prima —me dice la otra—. Siempre vas a seguir los pasos de chicas como eugenia y yo.
Cojeo al lado de mi prima.
—tú y eugenia lo tienen todo. Y sin embargo... ambas son caparazones vacíos, nada que valga la pena en el interior. No las seguiría incluso si eso significara la curación de mis piernas.
—Creo que el accidente dañó tu cerebro. —eugenia escupe las palabras como un dragón que escupe fuego sobre su enemigo.
Sé que no he sido fuerte desde el accidente. Nunca doy la cara por mí misma y me concentro en mis defectos en vez de mis virtudes. Pasar tiempo con una mujer fuerte como la Sra. Reynolds debe haberme contagiado. Y pasar tiempo con gaston en los últimos meses me ha hecho sentir atractiva y hermosa. Yo sólo... en el fondo no puedo creer que él me estuviera mintiendo. La admiración brillaba a través de las profundidades de sus ojos. Le temblaban los dedos cuando delineaba mis labios o tocaba mi cara. Un chico como gaston, que esconde sus emociones, no podría fingir las reacciones tan intensas incluso si quisiera.
Eugenia sacude su cabeza y se burla de mí.
—Si gaston te dio la menor atención es sólo porque sentía lástima por ti.
Estoy segura de que lo hizo... pero lo que compartimos fue mucho más allá de eso.
—No me burlaría si fuera tú —le digo a eugenia—. No se ajusta a tu cara.
Mi prima se vuelve hacia mí.
—¿gaston? No, no puede ser verdad. ¿Puede serlo?
Asiento.
—¿El gaston? ¿El hermano de mery? ¿gaston? —ladeo mi cabeza hacia un lado y asiento un poco más.
La boca de ella se abre y los ojos se salen de sus órbitas.
Como una onda de choque, me doy cuenta de que gaston tuvo razón todo el tiempo. Ir a España era sólo una manera de escabullirme, una manera de escapar de la gente y una manera de olvidar el accidente por un tiempo. Pero el accidente ocurrió. No hay manera de olvidarlo. Y yo cojeo. Tengo que enfrentar el hecho de que nunca seré la misma de antes.
Está bien. Estoy bien. Tomando una respiración profunda, me doy cuenta de algo...
Me siento más fuerte y más viva que antes del accidente.
La puerta del baño se abre. La profesora entra al baño. Sus cejas se alzan cuando presencia nuestra pequeña confrontación.
—¿No se supone que todas ustedes están en clase?
Ninguno de nosotras responde. eugenia me está mirando, mi prima  todavía tiene la boca abierta en shock, y yo no estoy revelando nada.
—Muy bien, entonces. Vamos todas a hacer un viajecito a la oficina del director para que podamos llegar al fondo de esto.
—Me parece muy bien —le digo.
Los ojos de eugenia siguen escupiendo fuego.
 —¡No puede ser! ¿gaston? —articula silenciosamente.
No es culpa de Eugenia ROCIO:
ser hermosa y bonita. Ni siquiera es culpa de gaston sentirse atraído por ella. Eso ni siquiera importa.
Lo que importa es que no estoy acarreando sentimientos de odio y traición. Eso ha sido demasiado agotador. La Sra. Reynolds tenía razón.
No odio a eugenia.
No odio a mery.
No odio a gaston.
Me siento más fuerte que... bueno, ni siquiera puedo recordar cuándo. Lo único que sé es que me siento bien. No, mejor que eso. Me siento fuerte.

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