viernes, 28 de octubre de 2011

MI NOVIO ES UN EXTRAÑO CAPITULO 13

Rocio:
La carpeta llegó en un sobre marrón, grande, sin remitente. Las manos me temblaban tanto
cuando la abrí que por poco se me cayó. De alguna manera sabía que encontraría allí
dentro. Habría cinco, cada una más cuidadosamente trabajada que la anterior. Mientras
miraba las fotografías, las lágrimas rodaban por mi cara.
Observar esas fotografías que gaston me había tomado era como verme a través de sus
ojos. ¿Cómo podría alguien que no estuviese enamorado tomar esas fotos? Había sabido
captar mis expresiones más sutiles, poniendo en primer plano la esencia de mí ser.
En la primera yo aparecía soplando un diente de león. Tenía esa expresión fresca y
despreocupada. “Mujer sin pasado”, decía al pie. Con solo leer los fluidos trazos de la
escritura de gaston mi corazón sufría.
En la segunda, caminaba hacia él y el viento volaba mi cabello hacia atrás. Me costaba
creer que esa chica que se reía fuera yo. Hacía día que no sonreía. Debajo había escrito el
título que yo misma había creado: “Mujer que desea que la besen”.
Me reí con ganas al ver la tercera. Gaston  me había captado mientras hacía una morisqueta
ante el espejo del living. Tenía los labios fruncidos, como si fuera la actriz de alguna
película, y las cejas muy arqueadas. Denominó a esa toma “Mujer a solas con el espejo”.
La cuarta fotografía había sido tomada el día que me enteré de que mi padre regresaría a
casa. Tenía el entrecejo fruncido, mientras observaba la cuchara clavada en el helado. Mis
ojos denotaban ansiedad. “Mujer aterrada”, decía abajo.
La última me hizo sollozar. Había sido tomada la noche anterior a mi partida, varias horas
después de haber comido los helados con fruta. Estaba sentada en las escaleras de la
entrada, con la cabeza apoyada en mis manos; mi rostro quedaba medio oculto, como
evitando los lentes de la cámara. Por más que me concentrara, no lograba recordar cuando
me la había tomado. Me puse furiosa cuando leí el título: “Mujer a punto de destrozar el
corazón del hombre que la ama”. Me tendí sobre la cama y me abracé a las fotografías.
Cuando cerré los ojos, el rostro de gaston se me representó con tanta nitidez que tuve la
sensación de que estaba sentado a mi lado.
Evoqué cada detallé de nuestros últimos días juntos y la sangre galopó por mis venas
cuando recordé nuestros besos.
Era el Cuatro de Julio. El día del picnic del orfanato. ¿gaston estaría ayudando a su tia a
preparar las mesas? Desesperadamente, deseaba tomar el teléfono, pero me contuve. Ni
siquiera me había mandado una nota con las fotos. Tal vez ya había dejado de pensar en mí
y ése era su modo de borrarme de su vida. Ya había limpiado su casa deshaciénndose de
mis pertenencias. El envío de esas fotos podría significar una manera de poner fin a la
historia.
El día que regresé a casa, la empleada rescató mi ropa mojada del cesto de basura. Dos días
después la tuve limpia y planchada, sobre la cama. Me dirigí a mi guardarropa, donde había
guardado la camisa de gaston en la parte de atrás del estante superior.
La tomé y volví a echarme sobre la cama. Dispuse las cinco fotografías a mi lado, como un
relicario, y me llevé la suave camisa de algodón hacia el rostro, como una versión
adolescente de la manta de un bebe. Entonces lloré, sin molestarme siquiera en sofocar los
ruidos ahogados de mis sollozos. Las lágrimas fueron una catarsis; cuando ya no me quedó
si una sola más me quedé dormida.
¿rochi? ¿Puedo entrar?
La voz vacilante de cande y los suaves golpes que dio en la puerta de mi cuarto me
despertaron. Miré el reloj digital y me di cuenta de que había dormido casi una hora. Me
sentía renovada, como si hubiera salido sana y salva al otro lado de un largo y oscuro túnel.
Pasa dije, mientras me sentaba en la cama. Me refregué los ojos para terminar de
despabilarme y traté de peinarme con los dedos.
Hola dijo cande. Llevaba puestos unos indecentes pantalones cortos y una camiseta con
la espalda descubierta, a cuadros rojos.
Pensé en venir a saludarte antes del picnic.
El enojo que había sentido durante días desapareció. Miré el rostro interrogante cande y
sonreí.
Me alegro.
Corrió hacia mí y me levanté para corresponderle el abrazo.
Oh, rochi ¿algún día vas a perdonarme? preguntó con la voz quebrada por las
lágrimas. Debo ser la peor amiga del mundo.
No, sólo la más descarriada respondí, haciéndole un lugar en mi desordenada cama.
Se sentó.
No fue mi intención herirte rocio. Lo juro. Sólo pensé que tú y gaston harían una
pareja estupenda. pablo no era para tí, y gaston te cuidó tanto...
Está bien cande. Sé que no me heriste a propósito Una vez más recordé todas las cosas
lindas que ella había hecho por mí cuando yo no tenía ni la más remota idea de quién era.
Pero si alguna vez pierdes la memoria, ¡cuídate!
Se echó a reír.
Vi a pablo. Me dijo que lo de ustedes pasó a la historia. No puedo decir que lo
lamento.
Me encogí de hombros.
Tú y mi padre tenían razón sobre él. Es un ególatra superficial.
― ¿Y gaston? preguntó con tono serio.
― ¿Qué pasa con él? Escondí las fotografías debajo de mi almohada, pues no quise
explicarle que significaban para mí.
Está enamorado de ti, y lo sabes. Desde que te marchaste, parece un
cachorro enfermo.
De pronto me sentí mejor.
¿De verdad?
Asintió con la cabeza.
Cada vez que me ve me ametralla a preguntas para saber si sé algo sobre ti.
Doble la camisa azul, considerando sus palabras.
¿En serio crees que me echa de menos? Todo esto podría formar parte de ese plan que él
y vicco tramaron para humillarme...
cande revoleó los ojos.
rocio, basta. Para empezar, vicco está loco por mí. No haría nada que pusiera en
peligro nuestra relación, y un ardid como ese destruiría lo nuestro en un segundo.
Cuando hablaba de vicco, sus ojos adoptaban una expresión de ensueño que nunca les
había visto antes.
Bueno, entonces fue sólo gaston quien tramó todo esto. Su plan macabro. No quería
ilusionarme con la posibilidad de una esperanza. No podía soportar perderlo otra vez.
rochi, ese chico tiene el corazón destrozado. No come. No duerme. Todo lo que hace
es mirar fijo la pared deseando poder volver el tiempo atrás.
Todo esto me confunde mucho me lamenté, y me tapé la cabeza con la camisa.
Simplemente, no sé qué hacer.
― ¿Lo amas? preguntó cande. Me sacó la camisa de la cabeza para mirarme a los ojos.
Sí, estoy completa, loca e irrevocablemente enamorada de él.
Me sonrió de oreja a oreja.
Entonces lo que tienes que hacer es muy simple. Ven al picnic conmigo.
Luego le dices a gaston que todavía lo amas y todos seguiremos adelante con nuestras
vidas.
No lo sé, cande... Lo pensaré.
Bueno, no tardes un siglo pensando. No nos quedaremos allí para siempre se puso de
pie y me abrazó por última vez.
Gracias por haber venido dije. Te necesitaba.
Parpadeó.
¿Todavía somos íntimas amigas?
Me reí.
Sí, somos íntimas amigas.
Cuando se fue, tomé las fotografías. Me quedé sentada en la cama durante un largo rato,
pensando en lo que me había dicho cande. Si gaston todavía me amaba si alguna vez me
había amado era justo que nuestra relación tuviera una segunda oportunidad. Tal vez la
antigua  rocio se habría recluido en su penthouse, hundiendo su angustia debajo
de una montaña de ropa nueva y una pésima actitud. Pero la nueva rocio
quería enfrentar los problemas de una vez por todas y aprovechar la ocasión que se le
presentaba para ser feliz... aunque implicara sufrir un poco en el camino.
Me levanté de un salto de la cama y fui trotando al escritorio de mi padre.
Papá, tienes quince minutos para prepararte. Iremos a un picnic Mi padre alzó la vista del trabajo que estaba leyendo.
¿Sí? ¿Dónde?
Sonreí.
. Creo que por fin conocerás a gaston.
Regresé a mi cuarto, destilando adrenalina. Sólo tenía quince minutos para ponerme mi
nuevo vestido rojo.
“Esté lista o no, allá voy, gaston”.
Vaya, parece que es todo un acontecimiento exclamó mi padre.
Optamos por tomar el subterráneo, mientras caminábamos mi padre me
contó anécdotas de su infancia. Estábamos ya al borde de un inmenso jardín
que rodeaba el orfanato, observando las multitudes de niños y adultos por todas partes.
Yo ayudé a organizar esto dije orgullosa.
Rose me contó respondió Me alegro de que por fin te hayas decidido aventurarte
fuera de nuestra torre de marfil.
Entonces vi a gaston. En apariencia, trataba de organizar un partido de fútbol, pero unos
cinco niños tironeaban de su camiseta para llamarle la atención. De pronto se me secó la
boca; me costaba respirar. El tiempo se detuvo cuando alzó la vista y nuestras miradas se
encontraron. Permanecimos así, como en un trance magnético.
rocio, me alegro mucho de que hayas venido oí decir a Rose a mis espaldas.
Arranqué la mirada de la de gaston y me volví para saludarla. Con un vestido floreado y
alpargatas, se la veía joven y hermosa. La abracé y contuve las lágrimas.
Hola Rose. Te presento a mi padre,.
Rose, es un placer Mi padre le estrechó la mano, radiante. Estaba esperando que se
presentara la oportunidad de agradecerle personalmente.
Mientras ellos conversaban, mis ojos volvieron a buscar a gaston. Había abandonado el
partido de fútbol y se hallaba de pie junto a un árbol inmenso, junto al edificio principal
. Me acerqué a él flotando, porque ni siquiera sentí el contacto de mis pies con el
suelo.
Hola otra vez dijo. Casi no tenía aliento para hablar, como si terminara de correr un
maratón.
Todos los malos pensamientos que me habían quedado con respecto a él se desintegraron
cuando vi aquella sonrisa de bienvenida y su mirada intensa. Yo también le sonreí y le tendí
la mano para que me la estrechara.
Empecemos de nuevo propuse Me llamo rocio y me complace mucho
conocerte.
El placer es todo mío respondió, tomándome la mano entre las suyas. Pero debo
reconocer que tu cara me resulta conocida. ¿Estás segura de que no nos hemos visto antes?
Ahora que lo mencionas, creo que sí mientras hablaba, me acercaba a él, pues quería
cerrar toda distancia entre nosotros. Creo que fue en una vida pasada.
Se rió.
Qué curioso. Porque de pronto tuve la sensación de que hoy es el primer día del resto de
mi vida. De verdad.
Asentí, y las risas se borraron cuando los labios de gaston se acercaron a los míos. Cerré
los ojos, consciente de cada sensación que se filtraba en mi cuerpo. Le rodeé la cintura con
los brazos, estrechándolo cada vez con más fuerza. Después de varios minutos, sus labios
se acercaron a mi oído.
Te amo, rocio. En el pasado, en el presente y en el futuro.
gaston... murmuré, y sus labios encontraron los míos otra vez. Y otra más. Y otra
más.
Unas cuantas horas después, estábamos sentados sobre una manta junto a cande y vicco.
Los niños jugaban con cohetes, reían y se corrían unos a los otros. Creo que nunca fui tan
feliz como en ese momento.
Gaston estaba acostado, con la cabeza apoyada en mi falda.
Nunca más volveré a mentirte dijo mirándome a los ojos.
Y yo nunca más volveré a bañarte en ponche. respondí delineando sus labios con la
yema de los dedos.
Y yo nunca más pasaré toda una semana sin bañarme comentó vicco desde el otro
extremo de la manta.
― ¡vicco! ¡Asqueroso! gritó cande, y todos nos echamos a reír con esa clase de
carcajadas que sólo los íntimos amigos comparten.
gaston se sentó y miró los jardines.
― ¿Dónde está Rose? preguntó, entrecerrando los ojos para poder ver a pesar de la
oscuridad.
Miré a mí alrededor y de pronto me di cuenta de que había olvidado por completo la
presencia de mi padre desde que le había presentado a gaston, hacia dos horas. Luego lo
vi sentado en una manta con Rose. Cada uno tenía un plato de comida y había una botella
de vino entre ambos.
Los señalé con el dedo.
Está allá, con mi padre.
gaston abrió mucho los ojos.
¡Vaya! Nunca he visto a mi tía Rose sentada tan cerca de alguien. Mi madre siempre
decía que la capacidad de mi tía para el romance se había esfumado con su ex novio, quince
años atrás.
Hacen una linda pareja... comentó cande pensativa.
Reí.
Otra vez a la carga. El trabajo de casamenteros nunca termina bromeé.
Pero por dentro me sentí muy dichosa al imaginar a mi padre y a Rose reencontrándose con
el amor, después de tantos años de soledad. Si se casaban, los cuatro podríamos vivir en la
misma casa... Tal vez en el mismo edificio donde yo me había enamorado de
gaston.
De pronto gaston se echó a reír.
― ¿Qué pasa? le pregunté entrelazando mis dedos con los suyos.
Acabo de recordar algo que me dijo Rose: "El mundo es un sitio extraño y hermoso.
Siempre debes esperar que suceda lo inesperado".
Volví a mirar en dirección de mi padre y Rose, que parecían estar a escasos milímetros de
distancia en aquella manta. Luego contemple a gaston, que dibujaba un corazón con el
dedo sobre mi pierna desnuda.
Sí, murmuré. Un sitio extraño y hermoso.
Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario