viernes, 11 de noviembre de 2011

QUIMICA PERFECTA CAPITULO 8

GASTON
--Es hora de cerrar -dice mi primo  Trabajo en su taller todos los días después de clase... para ayudar a mi familia    Cubierto de grasa y aceite después de haber reparado un Civic, me asomo por debajo del vehículo.
   
   - ¿Puedo tomarme un día libre la semana que viene? Tengo que hacer un proyecto de química para el instituto -explico, pensando en el tema que nos han asignado hoy-. Y tenemos que encontrar...
    - La clase de QUIMICA. Sí, la recuerdo. Es un hueso duro de roer -dice mi primo con un escalofrío.
    - ¿Te dio clase? -pregunto, interesado. Me gustaría saber si sus padres son del ejército o algo así. Está claro que esa mujer lleva la disciplina en la sangre.
    - ¿Cómo iba a olvidarla? «No triunfaréis en la vida hasta que descubráis la cura a una enfermedad o salvéis el planeta» -, haciendo una imitación bastante buena Nunca terminas de olvidar una pesadilla viviente como ella. Pero estoy seguro de que tener a rocio como compañera... - ¿Cómo lo sabes?
    - tu amigo vino y me habló de ella, dice que está en vuestra clase. Está celoso porque te ha tocado una compañera con piernas largas y grandes... -dice -Bueno, ya sabes.
    Sí, ya sé.
    Cambio el peso del cuerpo de un pie a otro.
    - ¿Qué te parece el jueves?
    - No hay problema -responde mi primo, y carraspeando, añade-: Héctor vino a buscarte ayer.
    Héctor. Héctor Martínez, el cabecilla de los Latino Blood, el que actúa entre bambalinas.
    - A veces no soporto... ya sabes.
    - Estás atrapado en los Latino Blood -dice -. Como todos nosotros. Nunca permitas que Héctor te oiga cuestionar nuestro compromiso con la banda. Si sospecha que no eres leal, te ganarás a tantos enemigos que empezará a darte vueltas la cabeza. Eres un chico listo, gaston. Ándate con ojo.
        - ¿Un chico listo? Me aposté la moto a que conseguiría acostarme con rocio -confieso.
    - Pues retiro lo dicho -contesta mi primo, señalándome con una sonrisa burlona-. Eres un imbécil, y pronto serás un imbécil sin moto. Las chicas como ella no se fijan en tipos como nosotros.
    Empiezo a pensar que mi primo tiene razón. ¿Cómo narices llegué siquiera a pensar que un tío como yo, pobre, chicano y con una vida muy oscura, conseguiría ligarse a una chica como ella, la guapa, rica rocio?
        Suena una bocina frente al garaje.
    Enrique presiona el botón para levantar la enorme puerta.
    El coche de Jaime moreno se cuela dentro con un chirrido de ruedas.
    - Cierra la puerta, -ordena Jaime sin aliento-. La policía nos está buscando.
    Mi primo presiona el botón de un puñetazo y apaga las luces del taller.
    - ¿Qué coño habéis hecho, chicos?
    daniela está en el asiento trasero. Tiene los ojos inyectados en sangre, por las drogas o por el alcohol, no lo sé exactamente. Y ha estado tonteando con quien sea que está detrás con ella, porque conozco muy bien el aspecto de daniela cuando ha estado divirtiéndose con alguien.
    - intentó pegarle un tiro -masculla daniela, sacando la cabeza por la ventanilla del coche-. Pero tiene la puntería en el culo.
se vuelve hacia ella y le grita desde el asiento del copiloto:
    - Desgraciada, intenta apuntar a un blanco móvil mientras conduce.
    Todos nos agachamos cuando la policía se asoma con las linternas a las ventanas del garaje. Me agazapo detrás de una enorme caja de herramientas, conteniendo la respiración. Lo último que necesito en mi historial es que me acusen de intento de asesinato. Milagrosamente, he conseguido librarme hasta ahora de que me detengan, pero algún día se me va a acabar la suerte. No es muy habitual que un pandillero logre sortear siempre a la policía. O el calabozo
    Después de lo que me parece una eternidad, los polis se largan.
    daniela sale del coche y, efectivamente, está drogada.
    - Eh, gaston. Anoche te eché de menos.
    - Sí, ya veo cuánto me echaste de menos.
    - Él no me gusta -susurra, acercándose más a mí. El olor a marihuana es casi insoportable-. Aún sigo esperándote.
    - Eso no va a pasar.
    - ¿Es por la estúpida de tu compañera de laboratorio? -me pregunta, agarrándome de la barbilla y obligándome a mirarla.
    Sus largas uñas se me clavan en la piel. La cojo por las muñecas y la aparto con brusquedad. Me pregunto en qué momento mi ex novia daniela, la dura de pelar, ha llegado a convertirse en daniela, la lagartona.
    - rocio no tiene nada que ver ni contigo ni conmigo. Me han dicho que has estado amenazándola.
    - ¿Te lo ha contado cande? -pregunta, entrecerrando los ojos.
    - Tú mantente lejos de ella -digo ignorando su pregunta-. O tendrás que enfrentarte a algo más serio que un ex novio resentido.
    - ¿Estás resentido, gaston? Porque no actúas como tal. Actúas como si te importara una mierda.
    Tiene razón. Después de encontrarla en la cama con otro tío, tardé mucho tiempo en olvidarlo, en olvidarme de ella. No dejaba de preguntarme qué era lo que yo no podía darle y otros tíos sí.
    - Antes me importaba una mierda -le digo-. Ahora ni eso.
    daniela me da una bofetada. -Vete a la mierda, gaston.
    - ¿Pelea de enamorados? -interviene desde el capó del coche.
    - Cállate -le espetamos al unísono. Daniela se da la vuelta, se vuelve a meter en el coche y se sienta en el asiento trasero. La observo mientras arrastra la cabeza de ese chico hacia ella. El sonido de los intensos besos y los gemidos llenan el taller.
    - Vente, gaston. Te necesitamos, van a pelear esta noche Y ya sabes que nunca juegan limpio.
    - Vamos -accedo, antes de subirme de un salto en el asiento del copiloto,
   
   
. Tengo que admitir que somos un grupo intimidatorio, incluso con daniela. Nuestra pandillera sabe apañárselas muy bien en una pelea, y sus uñas pueden ser mortales.

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